29 de Julio
Imágenes de Santos Marta, María y Lázaro
Biografía
Decreto sobre la celebración de los santos Marta, María y Lázaro, en el Calendario Romano General
Los tres hermanos que ofrecieron el importante testimonio evangélico al hospedar a Jesús en casa y escucharlo cordialmente, creyendo que él es la resurrección y la vida. “En la casa de Betania Jesús experimentó el espíritu de familia y amistad de Marta, María y Lázaro, y por eso el Evangelio de Juan afirma que los ama. Marta le ofreció generosamente su hospitalidad, María escuchó dócilmente sus palabras y Lázaro salió puntualmente del sepulcro por orden de Aquel que humilló la muerte“. A los tres hermanos el Señor los distinguió con su amistad y afecto.
Marta, como hermana mayor, era la dueña de casa y la que corría con los quehaceres y atenciones de las visitas. En el año 84 entregó su alma a Dios. Es la patrona del personal de servicio doméstico.
María, hermana de Marta, a la que en respuesta a la queja de Marta porque María, "sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra" y no le ayudaba en los quehaceres, Jesús dijo: "Una sola cosa es necesaria, y María eligió la mejor parte, que no le será quitada".
Lázaro. Hermano de Marta y María, y amigo de Jesús, quien lo resucitó, según relata San Juan en su Evangelio. No hay noticias ciertas de su vida posterior, aunque existen varios relatos y tradiciones. Unos afirman que los judíos embarcaron a Lázaro en Jaffa en una nave que hacía agua, junto con sus hermanas y otros cristianos, y la nave llegó milagrosamente a Chipre, donde fue elegido obispo de Larnaka. Otra tradición dice que la nave llegó a Marsella, de donde fue obispo y murió en la persecución de Domiciano.
El Evangelio de Lucas (10, 40-41) habla de que Jesús visitó en Betania, un pueblo que está en las afueras de Jerusalén, y se hospedó al menos tres veces en la casa de Lázaro y sus hermanas María y Marta.
En la casa de Betania, el Señor Jesús experimentó el espíritu familiar y la amistad de Marta, María y Lázaro, y por eso el Evangelio de Juan afirma que los amaba. Marta le ofreció generosamente hospitalidad, María escuchó atentamente sus palabras y Lázaro salió rápidamente del sepulcro por mandato de Aquél que ha humillado a la muerte.
El Evangelio de San Lucas (10, 40-41) narra la relación de las dos hermanas: una trabajaba en los quehaceres de la casa, posiblemente preparando la comida, la otra permanecía sentada al lado de Jesús, atendía a sus enseñanzas y le brindaba su compañía. Entonces, Marta le dijo al Maestro: “Señor, ¿no ves que mi hermana deja que todo lo haga yo? Dile que me ayude. –Marta, Marta –le respondió- te agitas y te inquietas por demasiadas cosas, mientras que solo una es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se le quitará”.
En otro pasaje evangélico, Marta le reprochó a Jesús el haber llegado tarde cuando murió Lázaro, a quien resucitó. Le dijo: “Si hubieras estado allí, mi hermano no hubiera muerto”, a lo que Jesús le respondió (Jn 11, 26): “Yo soy la resurrección y yo soy la vida; quien pone en mí su fe no conocerá nunca la muerte.” Ambos evangelios aportan grandes enseñanzas de Jesús para los fieles y con frecuencia son citados en las prédicas.
¿Qué pasó con Marta, María y Lázaro de Betania?
Se piensa que después de la muerte de Jesús, Santa Marta fue a Francia donde nació se veneración en tiempos de las cruzadas; en aquellos años se divulgó la creencia de que toda la familia de Betania se fue a vivir a Provenza, en este país, y la razón de esta migración fue la persecución religiosa que tuvo lugar después del martirio de San Esteban, quien murió lapidado. La tradición señala que Santa María se fue a Sainte Beaurme y Lázaro a Marsella; María a la Tarascon.
Presuntamente sus reliquias fueron halladas en 1187 y se construyó una iglesia para venerarlas en 1197.
Fuente Desde la fé
Aica