26 de Agosto-En la familia franciscana y en el mundo
Por: Carlos Villa Roiz | Fuente: Desde la Fe
Cada 1 de julio, en Estados Unidos se celebra a este misionero.
El misionero español Fray Junípero Serra fue beatificado por Juan Pablo II el 25 de septiembre de 1988. Y el 23 de septiembre de 2015, el Papa Francisco lo canonizó en la ciudad de Washington D.C. En Estados Unidos se le celebra cada 1 de julio, tal vez hayas escuchado de él pero ¿qué tanto sabes sobre este reconocido misionero?
Antes de hablar de su historia, es importante destacar que la vida de Fray Junípero versa en cuatro países:
España, en su natal Mallorca.
Puerto Rico, donde predicó mientras hacía escala rumbo a México.
México, donde misionó en la Sierra Gorda de Querétaro por 9 años y en el Colegio de Misioneros de San Fernando, en la Ciudad de México.
Estados Unidos, que en el siglo XVIII, aun formaba parte de los territorios de la Nueva España -que posteriormente se convirtió en México-
La labor misionera de Fray Junípero Serra
De acuerdo con su biografía publicada por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, Junípero Serra nació en Petra, Mallorca, España, el 24 de noviembre de 1713.
Sus padres fueron Antonio Nadal Serra y Margarita Rosa Ferrer quienes fueron agricultores toda su vida. Su nombre de nacimiento fue Miguel José.
El 14 de septiembre de 1730, Serra ingresó como novicio en el Convento de Jesús y profesó el 15 de septiembre del siguiente año. Decidió tomar el nombre de Junípero en memoria del hermano compañero de San Francisco.
El 13 de abril de 1749, se embarcó camino a América con la misión de evangelizar el recién descubierto territorio. Se embarcó del Puerto de Cádiz, con otros 20 religiosos franciscanos. Ese mismo año llegó a Veracruz y decidió caminar los 250 kilómetros que separan al puerto de la Ciudad de México.
Al llegar a la capital del país en enero de 1750, visitó el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.
En menos de seis meses, recibieron una llamada pidiendo voluntarios para las misiones de Sierra Gorda. Serra fue uno de ellos y realizó ahí su apostolado de 1750 a 1758 con los indios Pame.
Aprendió la lengua otomí, obtuvo mucho éxito en que el pueblo indígena practicara la fe, introdujo en el lugar a los animales domésticos, fomentó de la agricultura y el comercio. Asimismo, defendió los derechos de los indios contra los colonizadores no nativos y trabajó como un jornalero ordinario en la construcción de la Iglesia local.
Misionero en Alta California
Más adelante, Fray Junípero Serra predicó en la Ciudad de México, Puebla y Oaxaca. En 1767, fue nombrado presidente de las misiones ex-jesuitas de Baja California. En 1768, Serra se ofreció como voluntario uniéndose a las expediciones a Alta California, escribió un diario de sus trayectos en el que contaba lo difícil de sus iajes debido a una dolencia en las piernas y los pies.
El santo dedicó los siguientes 15 años de su vida a la labor evangelizadora en Alta California, periodo en que fundó nueve misiones: San Diego, San Carlos-Monterey-Carmel, San Antonio, San Gabriel, San Luis Obispo, San Francisco, San Juan Capistrano, Santa Clara y San Buenaventura, predecesoras de las modernas ciudades actuales de Sacramento, Los Ángeles, San Francisco y San Diego.
El 28 de agosto de 1784, falleció en la Misión de San Carlos Borromeo, (Monterrey, California.), donde está sepultado.
La vida de Fray Junípero estuvo comprometida al 100 por ciento con los indígenas, de aquí y de allá, y si bien la iglesia en los Estados Unidos fue la promotora de su Causa de canonización, no se debe perder de vista que aquellas tierras estaban bajo el dominio de España.
México perdió aquellos territorios luego de su independencia en 1821 y, concretamente, después de la guerra entre ambos países (1847-1848), tras lo cual, México se vio obligado a firmar los tratados de Guadalupe- Hidalgo el 2 de febrero de 1848, y mediante el cual perdió la Alta California, Arizona, Nuevo México y Texas.
La polémica
La decisión de Francisco de canonizar a Fray Junípero, ciertamente, no compete a la geografía política, ni al hecho de haber sido fundador de importantes misiones, sino al reconocimiento de su vida de santidad.
Cuando Fray Junípero fue declarado beato, el 25 de septiembre de 1988, durante el pontificado de San Juan Pablo II, algunos grupos radicales ligados a comunidades indígenas de nuestros días fueron críticos y quisieron mostrarlo como un cooperador de la colonización española.
Hay una escultura de Fray Junípero en el Capitolio, en Washington, como digno representante de los forjadores del Estado de California, y poco antes de que el Papa Francisco lo canonizara, legisladores de California reabrieron el debate sobre si se retiraba o no del Capitolio esta escultura.
En junio de 2020, en el marco de las protestas antirracistas en Estados Unidos tras el asesinato del ciudadano afroamericano George Floyd a manos de un policía, una estatua del evangelizador de las Californias fue vandalizada y derribada en un parque de la ciudad de San Francisco.
La embajada de España en Estados Unidos lamentó el derribo de la estatua.
En todos los casos, la vida de Junípero Serra da un mensaje a favor de los migrantes; su historia misma fue una migración constante.
Un gran misionero
La evangelización que partió de la entonces Nueva España (hoy México) hacia el norte en el siglo XVIII obedeció en parte a la necesidad de hacer frente al avance del protestantismo que se expandía hacia el sur. Las misiones franciscanas y jesuitas en aquellas latitudes obedecían a los programas espirituales y humanistas de la Iglesia, pero también, a la estrategia española de tener presencia en los territorios que había descubierto y conquistado.
Fray Junípero Serra fundó 18 misiones y sobre algunas de ellas se erigieron las ciudades más importantes de California.
Las cartas de Fray Junípero
A través de las cartas de Fray Junípero se revela su gran calidad humana y sus palabras, por si solas, desmienten los falsos argumentos que le imputan al religioso algunos grupos.
Por ejemplo, Fray Junípero escribió en el famoso Memorandum del 12 de marzo de 1773:
“Que haga saber Vuestra Excelencia al dicho oficial y soldados que el manejo, mando, castigo y crianza de los indios bautizados y que se bautizaren, pertenece privativamente a los Padres Misioneros, excepto los delitos de sangre; y así que ningún castigo ni maltratamiento se haga en alguno de ellos, sin el dictamen del Padre Misionero, por ser lo dicho costumbre inmemorial del reino desde su conquista…”.
Fray Junípero Serra deseaba ante todo “en bien moral de los indios” y por ello, el religioso denunciaba el 21 de junio del año 71 a un Comandante: “ya se ha entrometido en el gobierno de las misiones, que quería y defendía que todo le tocaba a él y no a los padres”.
El fraile defendía la salvaguarda misional y preservación de la estructura misional que hacía posible la obra evangelizadora y civilizadora de los indígenas, las misiones-pueblo de vida comunitaria y con gobierno paternalista.
Por lo demás, no se puede poner a duda su fe desbordante, quien enfermo de una dolorosísima llaga en el pie, y dispuesto a no abandonar las misiones, pidió al arriero Juan Antonio Coronel algún remedio contra su mal:
“hazme el mismo medicamento que aplicarías a una bestia…” “Yo confío en Dios me ha de dar fuerzas para llegar a San Diego, como me las ha dado para venir hasta aquí; y en caso de no convenir, me conformo con su santísima voluntad”.
En otra de sus cartas, al virrey Bucareli, del 15 de diciembre de 1775, decía: “Una de las principales cosas que pedía al Ilustrísimo Visitador general en el principio de estas conquistas fue que, si los indios, fueran gentiles, fueran cristianos, me mataban, se les había de perdonar”.
Finalmente, no se puede ignorar lo escrito por él en la Misión de San Juan Capistrano, más aún cuando siendo español veía como un acto de justicia el surgimiento de una nación:
“Oramos fervorosamente la noche pasada por el éxito de los colonos alrededor de cierto Jorge Washington porque creemos que su causa es justa y que el Gran Redentor está de su lado”.
Cada 1 de julio, en Estados Unidos se celebra a este misionero.
El misionero español Fray Junípero Serra fue beatificado por Juan Pablo II el 25 de septiembre de 1988. Y el 23 de septiembre de 2015, el Papa Francisco lo canonizó en la ciudad de Washington D.C. En Estados Unidos se le celebra cada 1 de julio, tal vez hayas escuchado de él pero ¿qué tanto sabes sobre este reconocido misionero?
Antes de hablar de su historia, es importante destacar que la vida de Fray Junípero versa en cuatro países:
España, en su natal Mallorca.
Puerto Rico, donde predicó mientras hacía escala rumbo a México.
México, donde misionó en la Sierra Gorda de Querétaro por 9 años y en el Colegio de Misioneros de San Fernando, en la Ciudad de México.
Estados Unidos, que en el siglo XVIII, aun formaba parte de los territorios de la Nueva España -que posteriormente se convirtió en México-
La labor misionera de Fray Junípero Serra
De acuerdo con su biografía publicada por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, Junípero Serra nació en Petra, Mallorca, España, el 24 de noviembre de 1713.
Sus padres fueron Antonio Nadal Serra y Margarita Rosa Ferrer quienes fueron agricultores toda su vida. Su nombre de nacimiento fue Miguel José.
El 14 de septiembre de 1730, Serra ingresó como novicio en el Convento de Jesús y profesó el 15 de septiembre del siguiente año. Decidió tomar el nombre de Junípero en memoria del hermano compañero de San Francisco.
El 13 de abril de 1749, se embarcó camino a América con la misión de evangelizar el recién descubierto territorio. Se embarcó del Puerto de Cádiz, con otros 20 religiosos franciscanos. Ese mismo año llegó a Veracruz y decidió caminar los 250 kilómetros que separan al puerto de la Ciudad de México.
Al llegar a la capital del país en enero de 1750, visitó el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.
En menos de seis meses, recibieron una llamada pidiendo voluntarios para las misiones de Sierra Gorda. Serra fue uno de ellos y realizó ahí su apostolado de 1750 a 1758 con los indios Pame.
Aprendió la lengua otomí, obtuvo mucho éxito en que el pueblo indígena practicara la fe, introdujo en el lugar a los animales domésticos, fomentó de la agricultura y el comercio. Asimismo, defendió los derechos de los indios contra los colonizadores no nativos y trabajó como un jornalero ordinario en la construcción de la Iglesia local.
Misionero en Alta California
Más adelante, Fray Junípero Serra predicó en la Ciudad de México, Puebla y Oaxaca. En 1767, fue nombrado presidente de las misiones ex-jesuitas de Baja California. En 1768, Serra se ofreció como voluntario uniéndose a las expediciones a Alta California, escribió un diario de sus trayectos en el que contaba lo difícil de sus iajes debido a una dolencia en las piernas y los pies.
El santo dedicó los siguientes 15 años de su vida a la labor evangelizadora en Alta California, periodo en que fundó nueve misiones: San Diego, San Carlos-Monterey-Carmel, San Antonio, San Gabriel, San Luis Obispo, San Francisco, San Juan Capistrano, Santa Clara y San Buenaventura, predecesoras de las modernas ciudades actuales de Sacramento, Los Ángeles, San Francisco y San Diego.
El 28 de agosto de 1784, falleció en la Misión de San Carlos Borromeo, (Monterrey, California.), donde está sepultado.
La vida de Fray Junípero estuvo comprometida al 100 por ciento con los indígenas, de aquí y de allá, y si bien la iglesia en los Estados Unidos fue la promotora de su Causa de canonización, no se debe perder de vista que aquellas tierras estaban bajo el dominio de España.
México perdió aquellos territorios luego de su independencia en 1821 y, concretamente, después de la guerra entre ambos países (1847-1848), tras lo cual, México se vio obligado a firmar los tratados de Guadalupe- Hidalgo el 2 de febrero de 1848, y mediante el cual perdió la Alta California, Arizona, Nuevo México y Texas.
La polémica
La decisión de Francisco de canonizar a Fray Junípero, ciertamente, no compete a la geografía política, ni al hecho de haber sido fundador de importantes misiones, sino al reconocimiento de su vida de santidad.
Cuando Fray Junípero fue declarado beato, el 25 de septiembre de 1988, durante el pontificado de San Juan Pablo II, algunos grupos radicales ligados a comunidades indígenas de nuestros días fueron críticos y quisieron mostrarlo como un cooperador de la colonización española.
Hay una escultura de Fray Junípero en el Capitolio, en Washington, como digno representante de los forjadores del Estado de California, y poco antes de que el Papa Francisco lo canonizara, legisladores de California reabrieron el debate sobre si se retiraba o no del Capitolio esta escultura.
En junio de 2020, en el marco de las protestas antirracistas en Estados Unidos tras el asesinato del ciudadano afroamericano George Floyd a manos de un policía, una estatua del evangelizador de las Californias fue vandalizada y derribada en un parque de la ciudad de San Francisco.
La embajada de España en Estados Unidos lamentó el derribo de la estatua.
En todos los casos, la vida de Junípero Serra da un mensaje a favor de los migrantes; su historia misma fue una migración constante.
Un gran misionero
La evangelización que partió de la entonces Nueva España (hoy México) hacia el norte en el siglo XVIII obedeció en parte a la necesidad de hacer frente al avance del protestantismo que se expandía hacia el sur. Las misiones franciscanas y jesuitas en aquellas latitudes obedecían a los programas espirituales y humanistas de la Iglesia, pero también, a la estrategia española de tener presencia en los territorios que había descubierto y conquistado.
Fray Junípero Serra fundó 18 misiones y sobre algunas de ellas se erigieron las ciudades más importantes de California.
Las cartas de Fray Junípero
A través de las cartas de Fray Junípero se revela su gran calidad humana y sus palabras, por si solas, desmienten los falsos argumentos que le imputan al religioso algunos grupos.
Por ejemplo, Fray Junípero escribió en el famoso Memorandum del 12 de marzo de 1773:
“Que haga saber Vuestra Excelencia al dicho oficial y soldados que el manejo, mando, castigo y crianza de los indios bautizados y que se bautizaren, pertenece privativamente a los Padres Misioneros, excepto los delitos de sangre; y así que ningún castigo ni maltratamiento se haga en alguno de ellos, sin el dictamen del Padre Misionero, por ser lo dicho costumbre inmemorial del reino desde su conquista…”.
Fray Junípero Serra deseaba ante todo “en bien moral de los indios” y por ello, el religioso denunciaba el 21 de junio del año 71 a un Comandante: “ya se ha entrometido en el gobierno de las misiones, que quería y defendía que todo le tocaba a él y no a los padres”.
El fraile defendía la salvaguarda misional y preservación de la estructura misional que hacía posible la obra evangelizadora y civilizadora de los indígenas, las misiones-pueblo de vida comunitaria y con gobierno paternalista.
Por lo demás, no se puede poner a duda su fe desbordante, quien enfermo de una dolorosísima llaga en el pie, y dispuesto a no abandonar las misiones, pidió al arriero Juan Antonio Coronel algún remedio contra su mal:
“hazme el mismo medicamento que aplicarías a una bestia…” “Yo confío en Dios me ha de dar fuerzas para llegar a San Diego, como me las ha dado para venir hasta aquí; y en caso de no convenir, me conformo con su santísima voluntad”.
En otra de sus cartas, al virrey Bucareli, del 15 de diciembre de 1775, decía: “Una de las principales cosas que pedía al Ilustrísimo Visitador general en el principio de estas conquistas fue que, si los indios, fueran gentiles, fueran cristianos, me mataban, se les había de perdonar”.
Finalmente, no se puede ignorar lo escrito por él en la Misión de San Juan Capistrano, más aún cuando siendo español veía como un acto de justicia el surgimiento de una nación:
“Oramos fervorosamente la noche pasada por el éxito de los colonos alrededor de cierto Jorge Washington porque creemos que su causa es justa y que el Gran Redentor está de su lado”.