San Gregorio Spoleto

24 de Diciembre

Se sabe de Gregorio que predicó en el siglo III en el municipio de Spoleto, situado en lo que hoy es la región italiana de Umbría. Y lo hacía con especial firmeza doctrinal en una época en que las persecuciones ordenadas por el Emperador Diocleciano alcanzaron su punto álgido, hablando sin titubeos de la unicidad de Dios, de las Sagradas Escrituras y de la falsedad representada por los dioses paganos de Roma. Lo hizo con tal eficacia, que empezó a representar una amenaza para el poder imperial. ¿No era Diocleciano el elegido por los dioses paganos?

De ahí que encomendara al prefecto Flaco poner orden en todo el Imperio: solo podía haber una religión y había que acabar con cualquier vestigio del cristianismo. En Spoleto, el prefecto reunió a todos los habitantes y les preguntó pos sus creencias. Cuando llegó el turno de Gregorio, ocurrió lo mismo que con el resto.

«¿Quién es tu Dios?», le inquirió el prefecto. Gregorio respondió: «Aquél que hizo al hombre a su imagen y semejanza, el todopoderoso e inmortal que habría de redimir a todos los hombres de acuerdo con sus obras».

El interrogatorio siguió en ese mismo tono; Gregorio seguía resistiendo hasta que Flaco ordenó que se le golpease, primero, y se le hiciese morir a fuego lento después. Un terremoto, sin embargo, arrasó Spoleto justo cuando Gregorio era inclinado sobre la parrilla. Pero al día siguiente, fue decapitado.

Fuente: Archidiócesis de Madrid
Presbítero y Mártir

En su historia interviene un personaje llamado Flaco que es el encargado por el gobierno de Roma para poner orden en el Imperio en lo que concierne a la unidad de religión fundamento del orden social. Ha pensado en su estrategia contra los rebeldes e inconformistas de cuya existencia en su territorio está bien informado: multiplicará los dioses y obligará a prestarles adoración. Quienes no acaten la orden con fidelidad serán aniquilados.

En la península itálica, en la Umbria, concretamente en Spoleto, hay un hombre llamado Gregorio, se ocupa en hacer el bien a los demás, está interesado en poner remedio a las necesidades económicas de los más pobres y de hecho las remedia en la medida que puede, da consuelo a los tristes e incluso quema el tiempo animando cuando alguien está desalentado. Es pacífico y en su vida se advierte la rectitud. Todos lo tienen por hombre religioso. Incluso a los que quieren les descubre poco a poco los misterios de Dios y, lo que es más llamativo aún, algunos le siguen porque tanto su enseñanza como el estilo de su vida tienen un atractivo poco común. Sí, hay un no sé qué atrayente por su nobleza y altura de miras.

Pero por lo que se ve que no agrada a todos. No quiere sacrificar a los dioses. Tiene ideas distintas. Él no se acomoda a lo establecido. Es acusado de "ser rebelde a los dioses". Afirma que sólo un Dios merece adoración y tan testarudo se muestra en su convicción que, a pesar de las amenazas y vejaciones, está dispuesto incluso a morir. De hecho así terminó su vida en el año 303.

Desobediente. Inadaptado. Reaccionario. Indócil. Rebelde. Indisciplinado. Agitador. Inconformista. Independiente. Parece que todos estos calificativos tienen un contenido negativo. Pero, claro... hay que saber contra qué o contra quien. Porque a la postre y para ser justos en el juicio todo depende de a qué lado quede la verdad. Quizá resulte que hay que cambiar el esquema y se deban proponer para premios Nobel precisamente a los que no se acomoden a los croquis de la sociedad y vayan contra el "status".
 No siempre "ser como los demás" es signo de "estar en la verdad".