5 de Marzo
Fue mártir de la Iglesia Católica, y vivió en tiempos de la última y más terrible de las persecuciones que padecieron los primeros cristianos promovida por el Emperador romano Diocleciano
Adrián nació a mediados del siglo II de la era cristiana; figuró como oficial romano, siendo enemigo de los cristianos a quienes persiguió cruelmente, no solo por cumplir las órdenes recibidas, sino dando rienda suelta a su rencor.
De oficial romano a cristiano
Siendo oficial de la guardia del Emperador Galerio, un día presenció el juicio y tortura de 22 mártires; desde ese momento, quedó tan impresionado que decidió convertirse al cristianismo.
En el sexto año de la persecución de Diocleciano, Adrián y Eubulo fueron de Batenea a Cesarea para visitar a los confesores de la Fe; y al ser interrogados por los guardias de la ciudad sobre el motivo de su viaje, sin rodeo respondieron estaban visitando a los cristianos.
Inmediatamente, fueron apresados y llevados ante el Gobernador de Palestina; fue azotado, y le desgarraron la carne con garfios de hierro, luego fue arrojado a las fieras como parte de los festejos de la Fortuna de las Cesarienses, que se realizaban por esos días.
Finalmente, fue degollado a espada por no acceder a renegar de su Fe; su martirio sucedió en el año 309, en Cesarea de Palestina (Israel). Su memoria litúrgica se celebra el 5 marzo.
Agelvis Villalonga L.
Iconografía de San Adrián
Se le prepresenta como guerrero, porque fue un oficial del ejército de Maximiano, llevado a Nicomedia para acabar con los cristianos. Sin embargo, impresionado por la fortaleza de éstos, acabó convirtiéndose y haciéndose bautizar, por lo que acabaría padeciendo martirio hacia 290.
Fue encarcelado, y su esposa Natalia le animó entrando en la celda disfrazada de hombre. Finalmente, después de sufrir tremendos castigos, sus verdugos machacaron todos sus huesos en un yunque y le cortaron la cabeza. Su esposa Natalia trasladó las reliquias a Bizancio y, en el siglo VII, pasarían a Roma, descansando en la antigua curia del Foro después de que ésta se transformara en la iglesia de San Adrián.
Su culto se extendió por la región de Gante y el norte de Francia porque parte de sus restos fueron cedidos al monasterio de Grammont y, a finales del siglo X, uno de sus brazos pasó al monasterio de San Claudio, en León.
Su patronazgo sobre los soldados se debe a que él mismo desempeñó esta función, también lo es de los carceleros -por eso en ocasiones porta una llave- y los verdugos, de los herreros porque un yunque fue el instrumento de su martirio, y de los mensajeros y carteros porque, tras su muerte, se apareció a su mujer en varias ocasiones para transmitirle algún que otro mensaje. A partir del siglo XIV se asoció a los santos contra la peste y se convirtió en patrón de Lisboa.
Además de su vestimenta y del yunque, su símbolo parlante más característico, suele ir acompañado por un león, alusión a su valentía o, más probablemente, indicio de su culto en territorio flamenco, cuyo animal heráldico es este felino.
Bibliográfía: Louis RÉAU, Iconografía del arte cristiano.
Iconografía de los santos A-F, Barcelona, Del Serbal, 1997, pp. 23-25