En 1666,antes de cumplir los 24 años de edad, San Francisco recibió la ordenación sacerdotal. Durante los cinco años siguientes, enseñó en el "Collegio dei Nobili", que los jesuítas tenían en Nápoles. A los 28 años ingresó en la Compañía de Jesús. De 1671 a 1674, ayudó en el trabajo misional al célebre predicador Agnello Bruno. Al concluir sus estudios de teología, los superiores le nombraron predicador de la Iglesia del Gesú Nuovo, de Nápoles. Se dice que convertía por lo menos a unos 400 pecadores al año.San Francisco nació en Grottaglie, cerca de Taranto, en 1642. Este elocuente misionero jesuita, al que llamaban "el apóstol de Nápoles", se distinguió por su ilimitado celo en favor de la conversión de los pecadores y por su amor a los pobres, los enfermos y los oprimidos.
El Santo visitaba las prisiones, los hospitales y no vacilaba en seguir a los pecadores hasta los antros del vicio, donde algunas veces fue brutalmente maltratado. San Francisco murió a los 74 años de edad y fue sepultado en la Iglesia de los jesuítas de Nápoles. Su canonización tuvo lugar en 1839
Francisco de Jerónimo (Francesco de Geronimo, 1642-1716) no se movió nunca de los alrededores de su lugar de nacimiento en Taranto, al sur de Italia, pero los años que trabajó en Nápoles no dejan de ser dramáticos. Hijo mayor en una familia de once hijos, se fue con los padres teatinos a los 10 años para poder estudiar. Acompañaba a los teatinos en sus misiones por pueblos cercanos. Como quería ser sacerdote se dedicó al estudio de los clásicos y de la filosofía en un colegio de jesuitas de Taranto, para luego trasladarse a Nápoles para estudiar derecho civil y canónico. Los jesuitas le contrataron para que hiciera de prefecto con los hijos de los hijos de la nobleza que estudiaban en su colegio. Tras verse asociado a los jesuitas a lo largo de los años, de Jerónimo acabó entrando en el noviciado a los 28 años.
Pero pasó sólo unos años en el noviciado antes de que tuviera que ir a la diócesis de Lecce para ayudar a otro jesuita a dar ejercicios y misiones. Al cabo de algunos años volvió a Nápoles para preparar su examen final de teología, que superó en la primavera de 1676. Su primer destino estable fue la “misión de Nápoles”, en la que trabajó los siguientes 40 años. Trabajó con la congregación de artesanos que se reunía en la capilla que había bajo la iglesia del Gesù. Predicaba también en plazas y calles llenas de vida para promover la comunión mensual. Y no dejaba de visitar a los esclavos y prisioneros de las galeras de la bahía preocupándose de ellos con todas sus fuerzas. Día y noche visitaba también los enfermos.
Al comienzo Jerónimo tuvo notable éxito en su trabajo, pero luego se topó con sospechas y celos que acabaron por restringir severamente su ministerio. Algunos pensaban que un sacerdote que predicaba en las calles y que se ocupaba de pecadores, no era adecuado para dar retiros a sacerdotes y religiosas en el camino de la perfección. El obispo prohibió a Jerónimo que predicara en las calles, hasta que se convenció de que las quejas tenían su origen en los celos: por fin le devolvió las licencias. A continuación fueron los jesuitas los que recortaron las actividades del padre Jerónimo porque le quitaban demasiado tiempo de la vida de comunidad. Hasta que el provincial cedió por fin y de dio completa libertad para trabajar con la gente de Nápoles, trabajo que se prolongó desde 1694 hasta 1702. En esa fecha comenzó a desarrollar la mitad de su tiempo a dar misiones fuera de Nápoles. La gente respondía a aquellos sermones tan sencillos y tan serios. Cuando cayó enfermo de pleuresía hubo de guardar cama sus últimos dos meses. Se fue apagando lentamente hasta morir a la edad de 74 años. Hacía 46 que era jesuita.
Originalmente compilado y editado por: Tom Rochford, SJ
Traducción: Luis López-Yarto, SJ