25 de Abril
San Marcos, evangelista, quien conoció a Jesús, trabajó con Pablo y Pedro y escribió un Evangelio memorable
Fue un gran asistente de San Pablo y San Pedro, dos grandes Apóstoles de Jesús. Y los ayudó en la creación de la Iglesia Católica.
Aunque un poco más joven, le tocó vivir en el tiempo de Jesucristo, en la misma tierra en que este enseñó el camino de Dios y fue crucificado. Hay historiadores que creen que San Marcos, evangelista, era el hijo del dueño de la casa en donde Jesús y sus discípulos celebraron la Última Cena, en Jueves Santo y en Pascua Judía. Horas antes que Jesús fuera apresado en el Monte de los Olivos, juzgado y cruelmente asesinado en la cruz.
Lo que no hay dudas sobre San Marcos Evangelista es que escribió un libro notable en la historia de la humanidad, el Evangelio según San Marcos, que es uno de los cuatro evangelios que forman parte del Nuevo Testamento de la Biblia, sostén fundamental y diferencial de la Iglesia Católica.
San Marcos no era uno de los 12 discípulos de Jesús, como tampoco lo era San Lucas, quien también vivió ese tiempo y escribió otro de los cuatro evangelios del Nuevo Testamento. Los otros dos evangelios lo escribieron San Mateo y San Juan, quienes sí eran parte de los 12 discípulos que acompañaron a Jesús hasta el último de sus días.
San Marcos fue discípulo y amigo de San Pablo, otro de los 12 Apóstoles de Jesús, y colaboró mucho con su trabajo en Jerusalén, en Chipre y en muchos lugares de Europa. Y se cree que por San Pablo es que Marcos llega a Roma donde el apóstol Pedro, discípulo de Jesús y primer Papa de la Iglesia Católica, estaba construyendo la religión que impactaría al mundo entero por las palabras y la obra de Jesús de Nazaret.
San Marcos el Evangelista, llegado a Roma, ya no se separa de San Pedro hasta la muerte del conductor de la Iglesia, de quien se convierte en secretario y hombre de máxima confianza. Y cómo le escuchaba siempre a Pedro sus brillantes sermones llenos de las vivencias que este había tenido con Jesús, un día de los años 50, Marcos escribió en griego, la lengua más popular de entonces, lo que le había escuchado decir a Pedro. Y es lo que se conoce como El Evangelio según San Marcos. El más corto de los cuatro evangelios, con 16 capítulos contados con 746 frases.
En su brillante análisis sobre El Evangelio de San Marcos, ACI Prensa nos explica que “…sus narraciones son agradables por lo frescas y espontáneas. Parece un reportero gráfico narrando lo que sus ojos vieron y sus oídos escucharon. Presenta atractivos cuadros: gestos, miradas, sentimientos de Jesús…”.
Y agrega: “Un sabio afirmó que "el evangelio de San Marcos es el libro más importante que se ha escrito", pues parece que fue el primer evangelio que se escribió y que de él sacaron mucho material los otros tres evangelistas”.
Hay constancia también de que San Marcos, en época de misionero en el norte de Italia, quedó atrapado en una tempestad en la región de las islas Rialtinas, que hoy es la maravillosa ciudad de Venecia. San Marcos quedó en la historia totalmente ligado a lo que sería una de las ciudades más emblemáticas del mundo.
Ya en el año 1071 San Marcos se convirtió en Patrono principal de Venecia. Y el símbolo del evangelista, un león alado, constituye el símbolo de la ciudad, además que se construyó en su honor la imponente Catedral de San Marcos, punto insoslayable de cualquier peregrino que llegue a Italia.
También la Basílica de San Marcos, en el casco histórico de Roma, testimonia su paso por la ciudad y la trascendencia para el catolicismo, ya que se dice que fue levantada en el lugar donde estaba la casa en donde vivió Marcos.
Una vez muertos San Pedro y San Pablo, la vida de San Marcos continuó por Egipto, en el gran puerto de Alejandría, donde fundó la Iglesia de aquella ciudad. Los años de su asesinato giran entre el 68 y el 72 de la era cristiana. Fue arrastrado por las calles de Alejandría con una soga al cuello por los paganos que odiaban al cristianismo, y al día siguiente, un 25 de abril, murió por las torturas en la cárcel.
Su cuerpo fue condenado a terminar en las llamas, pero una multitud de fieles se lo sacó a los paganos y lo enterraron en una gruta escondida. Luego estuvo en una Iglesia. Y según la leyenda, en el año 828, ante la amenaza de los árabes que todo lo quemaban, dos comerciantes de Venecia llevaron su cuerpo en barco hacia la ciudad de Venecia, donde está enterrado en la imponente Basílica dedicada a su historia y su maravilloso Evangelio.