24 de Marzo
A la edad de siete años fue enviada a la abadesa del convento de Riseberg para ser educada y pronto mostró, al igual que su madre, un deseo para vida de auto mortificación y devoción para cosas espirituales. Al mandato de su padre, cuando tiene trece o catorce años, se casa con un noble de descendencia alemana, Eggart von Kürnen. Ella inmediatamente persuade a su esposo, quién era un hombre religioso, a unirse con ella en un voto de castidad.
Ambos viven en un estado de virginidad y devotan su vida al ejercicio de perfección cristiana y caridad activa. A pesar del amor profundo hacia su esposo, Catalina acompaña a su madre a Roma en 1349. En 1351 Catalina recibe noticias de la muerte de su esposo en Suecia, por lo que decide permanecer al lado de su madre en Roma. Ella vive constantemente con su madre, toma una parte activa en la labor fructífera de Sta. Brígida e imita fervorosamente la vida ascética de su madre. Aunque la bella y distinguida viuda está rodeada de admiradores, ella constantemente rehúsa todas las ofertas de matrimonio. En 1372 St. Catalina y su hermano, Birger, acompañan a su madre a una peregrinación a la Tierra Santa; después de su regreso a Roma, St. Catalina está con su madre en la última enfermedad y muerte de ella.
En 1374, obedeciendo los últimos deseos de Sta. Brígida, Catalina traja el cuerpo de su madre de regreso a Suecia, para ser enterrada en Wadstena, de cuya fundación ella llegó a ser directora. En la casa madre de la Orden Brigidina, también llamada La Orden del Santo Salvador. Catalina manejó el convento con gran habilidad y vivió ahí en armonía con los principios impuestos por la fundadora. Al año siguiente fue a Roma a promover la canonización de Sta Brígida y para obtener una nueva confirmación papal de la orden. Ella aseguró otra confirmación, ambas de Gregorio XI (1337) y de Urbano VI (1379), pero no fue capáz de ganar en ese tiempo la canonización de su madre, por la confusión causada por el Cisma que retrasó el proceso.
Cuando hubo este cisma ella se mostró, cómo Sta. Catalina de Siena, con firme adhesión al Papa Romano Urbano VI, en cuyo favor ella testificó delante de una commisión judicial. Catalina se quedó cinco años en Italia y al regreasr a casa, portaba una carta de comendación del Papa. Poco después de su llegada a Suecia se enfermó y murió el 24 de marzo de 1381. Al tiempo de su muerte Sta. Catalina era jefe del convento de Wadstena, fundada por su madre; de ahí el nombre Catalina Vastanensis, por el cuál es ocasionalmente llamada. En 1484 Inocencio VIII dió permiso para su veneración como santa.
Catalina escribió un trabajo devocional titulado “Consolación del Alma” (Sielinna Troëst), largamente compuesto de citaciones Escrípturales y antiguos libros religiosos; no hay copia en existencia. Generalmente ella es representada con una cierva a su lado, la cual se ha dicho vino a su ayuda cuando jóvenes sin castidad buscaban cortejarla.
Santa Catalina, Dios te dio la gracia de poder predecir sobrenaturalmente muchas cosas.
Tu alma inmaculada estuvo siempre dispuesta en el ejercicio de la confesión diaria y permitiste gracias a tus obras, la confesión de aquellos que arrepentidos en la hora de su muerte recurrieron a ti, para que los ayudaras a conseguir la confesión.
Intercede por nosotros ante el Señor para que nuestras almas recurran al sacramento de la confesión con más frecuencia y seamos dignos hijos de Dios que llevan la buena noticia del Evangelio a todos aquellos que nos rodean.
Queremos ser fieles a Cristo, ayúdanos, te lo pedimos, ora por nosotros, que podamos vivir fielmente nuestra vocación y tendamos siempre a la perfección de nuestro Señor Jesucristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.