Santa Paula Montal de San José de Calasanz

26 de Febrero
(n. Paula Montal Fornés, Arenys de Mar, 11 de octubre de 1799-Olesa de Montserrat, 26 de febrero de 1889) fue una religiosa española fundadora de las Religiosas de las Escuelas Pías Escolapias.

Biografía
Paula Nació el 11 de octubre de 1799 en un pequeño pueblo de pescadores y constructores de barcos de la provincia de Cataluña, Arenys de Mar. Paula miraba al mar y soñaba. Soñaba con los ojos abiertos cosas que según algunos, eran imposibles...

Sus padres se llamaban Ramón Montal y Vicenta Fornés; su padre éra cordelero y su madre hacía bordados y encajes de bolillos. Paula era la mayor de sus hermanos de padre y madre, la seguían Benito, María y Joaquín; Salvador el más pequeño, falleció antes de cumplir un año. El hogar de Paula era sencillo y cristiano, de trabajo y alegría.

Mientras la pequeña Paula iba creciendo, trabajaba en casa para ayudar a su madre económicamente, y cuidando de sus hermanos, ya que a los 10 años se quedó sin padre. ¡Paula llego a ser una estupenda puntaire...! Pero los sueños de Paula seguían, dos amores se iban destacando: los niños y la Virgen. Ella era la mejor catequista que tenía el Párroco de Arenys. Los niños de la catequesis la adoraban: jugaba con ellos, les enseñaba a rezar... El sueño de Paula se iba perfilando... con sus ojos soñadores descubría en los niños grandes posibilidades, grandes capacidades que solo necesitaban de alguien que los acompañase, les ayudase a que descubrieran sus propios sueños. Paula en su edad joven tenia gran devoción a María y así se lo enseñaba y trasmitía a los niños: “María os ayudara a descubrir el sueño de Dios sobre vosotros

Cuando Paula tenía 23 años sintió que Dios le pedía algo y no sabía todavía bien qué era. Lo que sí sabía era que se sentía feliz en medio de los niños. Paula seguía dedicando parte de su tiempo a los niños, colaborando en el apostolado parroquial, ayudando en casa... y así con el paso del tiempo, y la ayuda de alguna persona para clarificar su inquietud interior, decidió consagrar toda su vida a la educación de las niñas pobres y marginadas.

Paula acoge esta llamada de Dios con total disponibilidad y así en 1829 marcha a Figueras, donde abre una escuela para niñas. Lleva una compañera Inés Busquet y a estas dos se le unieron en estos primeros inicios algunas más. Paula tiene un ideal “Salvar a las familias educando a la niñas en el Santo Temor de Dios ”.

Se ha dado cuenta Paula, que la familia es algo fundamental en la sociedad, que la base de la familia es la mujer y por ella Paula “ofrece” todos sus desvelos.

Bajo la guía de los Padres escolapios, Paula estructura definitivamente el grupo con espiritualidad y reglas calasancias. Ella junto con tres compañeras, hace su profesión religiosa el 2 de febrero de 1847 en Sabadell, a los tres votos: castidad, pobreza y obediencia, Paula añadió un cuarto voto, el de enseñanza. Eran las primeras Hijas de María Escolapias. Al mes siguiente, el 14 de marzo, se celebró el Capítulo en el que no se eligió a Paula como Madre General, ni como consultora... así empezó su camino de humildad y dedicación plena y escondida a la Congregación.

“Olesa de Montserrat fue como el granito de trigo q ue tiene que ocultarse y morir para comunicar vida. Paula fue como un soplo del Espíritu de amor, que dejó en todos los rincones la huella de una vida gastada por Cristo para el bien de todas las personas. En el “anonimato” ... en todas partes se puede hacer bien a los demás, se puede amar, se puede orar...” (Espiritualidad Escolapia nº 1 página 6)

En Sabadell, Madre Paula, como maestra de novicias, enseño a orar para aprender a amar y a dedicarse a la educación de las niñas. Todo el día debía de ser, “ estar en el amor de Dios”, porque lo que importa es amar, devolviendo amor al Amor escondido en los niños, en la naturaleza, en las personas...” (Espiritualidad Escolapia nº 1 página 16)

Después de 13 años en Figueras, Paula abre una segunda escuela en Arenys de mar y una tercera en Sabadell. Por encargo de lo Superiora General Paula irá fundando e impulsando nuevos colegios, Igualada, Vendrell, Masnou, Gerona, Blanes, Barcelona, Sóller, Olesa de Montserrat, y siempre con la misma entrega, el mismo entusiasmo, el mismo esfuerzo, y sobre, todo la misma confianza en Dios.

Paula estuvo sus 30 últimos años en la casa de Oles a de Montserrat, casa que fundo ella misma. Esta fundación costó sacrificios indecibles y tuvo que superar muchos obstáculos, la vida “oculta” de Madre Paula se expresó siempre, en todo momento y circunstancia, del mismo modo. Su vida se resumía en “un amor callado” . Así se iban pasando sus últimos años, sin dejarse sentir... Ella sabía la misión que Dios le había encomendado y a esta tarea consagró su vida como suave brisa y con la mirada puesta en Jesús.

El querer de Dios se hace real en la disponibilidad de Paula, en su Sí a la invitación de Dios para seguirle y para hacer surgir en la Iglesia un nuevo carisma. “Ser maestra y escolapia, nada más y nada menos.” De la educación de los niños depende el futuro de la humanidad, por ello Paula empeña y entrega su vida a ello. Sus escuelas serán profundamente cristianas, la educación en la fe tendrá un lugar destacado, así como el amor a María, todo esto sin dejar de lado una enseñanza cualificada y rigurosa para sus alumnas. Ser verdaderas escolapias, era asegurar la calidad de educación que Paula quería, transformar la tarea educativa no en un trabajo o dedicación, sino en ministerio que exige la consagración de la vida entera ... “De los niños es el reino de los cielos”. Hacerse como niños es sintonizar con el corazón de Dios mismo.

Paula Montal “le apremia” hablar de Cristo y por ello consagró su vida a la misión evangelizadora de la Iglesia, concretada en la educación integral cristiana de niñas y jóvenes, en la promoción de la mujer. El amor de Dios que llenaba su corazón le hizo apóstol del mensaje de Jesús “en la escuela”. Paula es la fundadora de la primera congregación femenina española del siglo XIX, dedicada exclusivamente a la educación.

Paula Montal necesitó, creó el grupo, y vivió en comunidad. Hay testimonios abundantes del vivir y del hacer comunitario de Paula, siendo supriora de la comunidad y sin serlo. Y siempre en comunión fraterna con sus hermanas escolapias. Su vida proclamó que el amor y el perdón, la verdad y la justicia, la libertad y la ternura son posibles para crear una Nueva Humanidad. (Espiritualidad Escolapia nº 3 página 39) En Sabadell como maestra de novicias enseño a las novicias la importancia de la vida de comunidad y ella era vivo ejemplo de ello.

La actuación de Paula Montal con respecto a la marcha de la Congregación fue disminuyendo poco a poco a partir de 1857. Las circunstancias se imponían y ella supo aceptar y vivir con alegría esta realidad. En Olesa de Montserrat procuró para su colegio un ambiente familiar, donde se integraba ilusión y trabajo. Dedico sus esfuerzos en el bien de las familias, de las alumnas más necesitadas y en las hermanas de comunidad. En estos últimos años de Olesa destaca su vida de oración, su humildad y su amor a los pobres.

La serenidad de Madre Paula, que sembraba en todas partes alegría y paz, era fruto de un itinerario de humildad y amor. Nunca se sintió sola. Ella sentía siempre y en toda circunstancia la compañía del Señor compartiendo con ella dificultades, los sufrimientos... Madre Paula sabía muy bien que la providencia amorosa de Dios hablaba por medio de detalles sencillos. (Espiritualidad Escolapia nº 1 página 24)

Hay testimonios que nos dicen que los últimos años de vida de madre Paula en Olesa fueron los de una vida entregada a Dios y a los demás, no sólo a las alumnas y exalumnas, sino también a cualquiera que se acercara a ella. Todos los testimonios recalcan su absoluta entrega a la misión. “Su acción educadora se basaba en hacer conocer y amar a Jesús.” Paula se dejo transformar por Dios en una “criatura ” nueva y así lo quiso transmitir a sus alumnas.

Paula ha vivido sus treinta primeros años en su pueblo natal, Arenys de Mar. Los otros treinta, desplegando una actividad intensa, fundando colegios. Los últimos treinta años en su última fundación Olesa de Montserrat. Últimos treinta años en los que poco a poco le fueron despojando de sus cargos (Consejera, Superiora, Pro vincial). Años de anonadamiento y humildad, de sufrimiento y vida silenciosa ...

Paula muere en Olesa de Montserrat, el 26 de febrero de 1889, gozando de fama de santidad. Su vida puede definirse: vocación de amor y servicio a la niñez y juventud femeninas, a través de la educación cristiana y promoción integral y humana de las mismas. La actividad educativa era la expresión práctica de su amor a Dios, de su caridad. Paula es mujer digna de ser alabada, dio en su tiempo insigne testimonio de piedad; fue un bello testigo del Reino para la Iglesia Universal, y desarrolló un magnífico apostolado. Que su ejemplo admirable sea un poderoso aviso para los hombres y mujeres de hoy, y un firme apoyo con el que más fácilmente soporten las dificultades, y con más certeza, caminen hacia Jesús. (Espiritualidad Escolapia nº 20 página 39 )

La vida de Paula fue de servicio total para Dios y los hombres, tuvo fama de santidad, sobre todo en Olesa de Monstserrat. A su muerte esta fama no se apagó, sino todo lo contrario, se extendió y consolidó en la congregación de Hijas de María Escolapias. 
28 de noviembre de 1988, madre Paula Montal es proclamada Venerable por el Papa Juan Pablo II, al reconocer la heroicidad de sus virtudes. 
El 18 de abril de 1993, fue beatificada por Juan Pablo II en Roma y 
25 del mes de noviembre del año 2001 Paula Montal es proclamada Santa en la Basílica de San Pedro en Roma por el Papa Juan Pablo II.

Las última palabras de madre Paula fueron “Mare, Mare meva” “Madre, Madre mía”
La devoción de Madre Paula a María, es desde su más tierna infancia y así lo enseña siendo catequista de la parroquia de Arenys... Su primer colegio en Figueras la dedica y lo pone bajo la protección de María ”Nuestra Señora de la Providencia”... Ella quiso que su obra estuviera también al amparo y protección de María, por ello la congregación que fundo quiso que se llamara “Hijas de María religiosas Escolapias”. Esta devoción a María de Paula Montal, se le reforzó desde la espiritualidad calasancia, Calasanz también fue un gran devoto de María 
Esta espiritualidad y devoción mariana esta refleja da en todas las escuelas de Madre Paula y así se lo transmitía a sus hermanas escolapias, a las familias y por supuesto a las niñas..





FRASES

Cuando hablo con el Criador que no me interrumpan las criaturas, pues sería muy tonto dejar el todo por la nada.

Sed almas de oración, sólo así progresará nuestro amado Instituto.

La oración es un ratito que tenemos para conversar con el Esposo, para recreamos con Él.

Salvemos las familias enseñando a las niñas el santo temor de Dios, y que Su Majestad sea glorificado por medio de sus tiernos corazones.

¡Qué placer me causa, Dios mío, el pensar que en esta hora tantas niñas te alaban!

Santo, Santo, Santo, Señor, se os repite en tantas partes..., y por tantas niñas. ¡Qué hermoso ha de ser este canto en el cielo!

Para hacer oración, cerrad los ojos del cuerpo y abrid los ojos del alma.

Mira, Amor mío, yo me vaya descansar; en el Sagrario te dejo mi corazón: que te ame siempre sin cesar..., y cuando yo vuelva mañana por él, que me lo entregues hecho un ascua de amor... y que este amor sea sólo para Ti y para tu Madre y mi Madre, la Virgen Santísima... Cuando mi corazón esté dispuesto de esta suerte, entonces envíame cruces y penas, que todo lo sufriré con alegría... Mas, si un instante de mi vida he de dejar de amarte, ¡oh!, entonces, quédatelo; no me lo devuelvas, pues no lo necesito más 'que para emplearlo en tu amor.
¿Es posible, Amor mío, que haya un solo ser que no te ame? Yo no lo comprendo; pero si hubiera alguno, que mi corazón Te ame por él.

¡María es nuestra Madre, y la Madre de Jesús! Dime, ¿no te conmueve este pensamiento? ¡Pensar que somos sus hijas! ¡Oh! Qué alegría experimento de pensar que muy pronto vendrá a buscarme Y me llevará en su compañía.

Basta, basta; ahora los ojos al suelo Y la mirada al cielo. Pensemos un poquito en lo que acabas de leer; pues la lectura espiritual es como la comida, que si no se mastica no se digiere bien, Y si no se digiere no nutre.

¡Ay Madre mía, venid, sí, venid!

Infiltrad en el corazón de las niñas el amor a la oración, a la virtud, regadlos con buenas aguas Y darán bueno frutos.

¡Cuándo me uniré con mi Amado y daré un abrazo a mi Santísima Madre la Virgen María!

La humildad y la obediencia nos conducirán a la patria celestial, donde tendremos la dicha de ver a nuestro amado Esposo de nuestras almas.

Hablemos de nuestro Amado (Amor), dejemos las cosas de la tierra, puesto que hemos de ir al cielo.

¡Qué alegría, hermanas, vemos en el cielo!

Mi deseo es verlas allí (el cielo) a todas ustedes; ya se lo puede decir a todas mis Hermanas, que a todas las amo en el Señor.

Vida, no me seas molesta. Ven, muerte, que te quiero y te requiero.

Con la humildad y la obediencia nos uniremos a Jesucristo.

Para llegar a la cumbre de la perfección hemos de practicar la santa humildad y la obediencia.

Estamos obligadas a buscar la honra de Dios, a trabajar por el decoro de su casa - Iglesia, y a procurar el sosiego y progreso de la sociedad.

En nosotras está el porvenir... y a tan risueñas esperanzas corresponde nuestra fe, con el fuego de nuestro amor, con la llama de nuestro entusiasmo que arde en nuestro pecho agitada por la mano del Patriarca Calasanz, cuya imitación es nuestra dicha, nuestra esperanza, nuestro consuelo..."

La santa obediencia lo ha dispuesto así; ¡hágase en todo la voluntad de Dios!

Para llegar a la cumbre de la perfección hemos de practicar la santa humildad y la obediencia; con sólo estas dos virtudes nos uniremos a Jesucristo y tendremos la dicha de ver al Amado Esposo de nuestras almas, por eternidades.

Mira, Amor mío, yo me vaya descansar; en el sagrario te dejo mi corazón: que te ame siempre sin cesar..., y cuando yo vuelva mañana por él, que me lo entregues hecho un ascua de amor..., y que este amor sea sólo para Ti y para tu Madre y mi Madre la Virgen Santísima... Cuando mi corazón esté dispuesto de esta suerte, entonces envía me cruces y penas, que todo lo sufriré con alegría... Mas, si un instante de mi vida he de dejar de amarte, ¡oh! entonces, quédatelo; no me lo devuelvas, pues no lo necesito más que para emplearlo en tu amor."

"Mare, Mare meva!", "¡Madre, Madre mía!"