(1898-1937)
Se llamaba Manuel. Nació en Enviny (Séo de Urgel), en el seno de una rica familia de labradores. Su infancia estuvo rodeada de un ambiente campesino muy cristiano. A los 13 años ingresó en el seminario de Séo de Urgel, pero por causa de una dolencia de oído (que sería una de sus cruces) tuvo que dejar los estudios eclesiásticos.
En 1917 decidió ingresar con los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Fue novicio en Irún y tomó el hábito con el nombre de Jaime Hilario. Desarrolló una magnifica labor como docente en diversos colegios lasalianos: Mollerusa, Manresa, Oliana. En 1926 fue trasladado a Pibrac en Francia para ejercer de catequista en el noviciado. En marzo de 1934 regresó a España, a la comunidad de Calaf, donde ejerció de cocinero, y allí desarrolló sus aptitudes literarias. En 1934 llegó a Cambrils (Tarragona). Era la última etapa de trabajo. La sordera había progresado demasiado. Aceptó con paz el cambio y el oficio de hortelano y siguió escribiendo.
Cuando se inició la guerra civil, fue arrestado mientras iba a visitar a su familia, por ser religioso. Liberado de momento, tuvo que quedarse bajo arresto en una familia amiga: la familia Mir. Pronto fue encarcelado de nuevo y enviado a la prisión de Lérida. Después estuvo encarcelado en Tarragona en el barco-prisión "Mahón" con otros religiosos. En 1937 compareció ante un juicio muy sumario, y manifestó que no necesitaba abogado defensor pues siempre diría la verdad, pero tuvo que aceptarlo por obediencia. Fue condenado a muerte, y recibió gozoso, el veredicto, escribió a sus familiares, manifestándoles su alegría de morir mártir (el resto de religiosos que estaban con él consiguieron el indulto, él fue el único que fue ejecutado). Cuando fue fusilado permaneció en pie, y sus asesinos huyeron de miedo, y tuvo que dársele el tiro de gracia, sus últimas palabras fueron: "¡Morir por Cristo es vivir muchachos!".
Aunque murió un 18 de enero, se celebra el 28 de julio en algunos Calendarios, pero su festividad es el 18 de enero. Fue canonizado por san Juan Pablo II el 21 de noviembre de 1999.