Solemnidad de Todos santos

1 de Noviembre

El Día de Todos los Santos es una solemnidad cristiana que tiene lugar el 1 de noviembre para las iglesias católicas de rito latino, y el primer domingo de Pentecostés en la Iglesia ortodoxa y las católicas de rito bizantino. No se debe confundir con la Conmemoración de los Fieles Difuntos.

En este día la Iglesia celebra una fiesta solemne por todos los difuntos que, habiendo superado el purgatorio, se han santificado totalmente, han obtenido la visión beatífica y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios. Por eso es el día de «todos los santos». No se festeja solo en honor a los beatos o santos que están en la lista de los canonizados y por los que la Iglesia celebra en un día especial del año; se celebra también en honor a todos los que no están canonizados pero viven ya en la presencia de Dios en su Iglesia triunfante.

Es frecuente que este día las grandes catedrales exhiban las reliquias de los santos
Aunque no siempre ha sido así, las iglesias orientales no la cuentan entre sus dieciséis fiestas mayores, el Día de Todos los Santos es fiesta de precepto. La solemnidad se observa con rito de primera clase en toda la Iglesia latina el primer día de noviembre. Hay obligación de asistir a misa y no trabajar. Va precedida de una vigilia, en que, al tenor del canon 1252, párrafo Segundo, del Codex J. C., se debe observar abstinencia y ayuno. Lleva octava común.3​

En su concepción católica, el objeto de la fiesta es honrar a todos los moradores del Cielo, incluyendo la Santísima Trinidad, la Virgen, los ángeles, las diversas categorías de justos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, y a los santos, incluyendo los que no han sido canonizados

La Iglesia primitiva acostumbraba a celebrar el aniversario de la muerte de un mártir en el lugar del martirio. Frecuentemente, los grupos de mártires morían el mismo día, lo cual condujo naturalmente a una celebración común. En la persecución de Diocleciano iniciada en 303, el número de mártires llegó a ser tan grande, que no se podía separar un día para asignársela. Pero la Iglesia, creyendo que cada mártir debía ser venerado, señaló un día en común para todos.

En Oriente consta que ya se celebraba una fiesta en honor de todos los santos desde 359, como indican San Efrén en Carmina Nisibona, y San Atanasio en Epistulae Syriacae. La fecha estaba fijada en el 13 de mayo para las iglesias de Siria y el primer domingo después de Pentecostés para las de Antioquía, según San Juan Crisóstomo. Esta fecha, domingo de la octava de la Pascua de Pentecostés, continuó usándose entre las iglesias de rito bizantino como solemnidad de Todos los Santos.

El origen de esta fiesta en Roma, y con ello en la Iglesia occidental, se halla vinculado al templo del Panteón. Este edificio, que originalmente se dedicaba al culto de todos los dioses romanos, cayó en desuso como tal a fines del siglo iv. Hacia 608 Focas, emperador de Oriente lo donó al papa Bonifacio IV, quien hizo que se convirtiera en iglesia, dedicándola el 13 de mayo de 610 bajo la advocación de Santa María la Rotonda. En el siglo ix el papa Gregorio IV trasladó gran número de cuerpos de mártires desde las catacumbas y volvió a consagrar la iglesia el 1 de noviembre de 835 denominándola Santa María ad Martyres.

Por otra parte, el papa Gregorio III (731-741) consagró una capilla en el Vaticano para dar culto a los santos que antes eran honrados en los cementerios y catacumbas que había quedado en desuso. Dicho oratorio se dedicó «al Salvador, a Santa María, a los Apóstoles, a los mártires, a los confesores y todas las almas justas», e hizo que un coro de monjes rezase todos los días un Oficio suplementario en honor de los santos cuyo natalicio fuese cada día.

De la combinación de estas tradiciones y con la de las misas votivas en memoria de muchos o de todos los santos, surgió una tradición que ya para el siglo viii estaba arraigada, si bien la fecha no era siempre la misma. El papa Gregorio IV la unificó en el primero de noviembre, fecha para las cosechas ya se habían recogido en el territorio romano, porque las celebraciones anteriormente eran el 13 de mayo -aniversario de la consagración de Santa María ad Martyres- fecha en la que los víveres eran escasos en Roma y las multitudes que peregrinaban para los actos eran ya muy considerables

El 1 de noviembre la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de Todos los Santos, tanto los reconocidos como los anónimos. Es la celebración de todos aquellos que comparten el triunfo y la gloria de Cristo, en virtud del esfuerzo en seguir de cerca al Maestro, cooperando con su Gracia.

La Iglesia celebra este día vestida de blanco, al verse confirmada como madre que convoca a sus hijos a la salvación; mientras que los hijos se ven fortalecidos por el ejemplo de quienes se adelantaron en la fe y la caridad.

San Juan Pablo II, en la homilía de la misa dedicada a la Solemnidad de Todos los Santos, en noviembre de 1980, decía: “Hoy nosotros estamos inmersos con el espíritu entre esta muchedumbre innumerable de santos, de salvados, los cuales, a partir del justo Abel, hasta el que quizá está muriendo en este momento en alguna parte del mundo, nos rodean, nos animan y cantan todos juntos un poderoso himno de gloria”. 
Y es que esta Solemnidad es un día propicio para compartir el júbilo por la obra salvífica de Dios a lo largo de los siglos. Obra que no se detiene jamás y que se renueva, a cada instante, en cada ser humano que responde a la gracia de Dios, viviendo el llamado a la plenitud en el amor.

La Solemnidad de Todos los Santos tiene sus orígenes en el siglo IV, cuando el número de mártires de la Iglesia llegó a ser tal que era imposible destinar un día del año para recordar a cada mártir. Entonces, la Iglesia optó por hacer una celebración conjunta para honrar a todos los que habían alcanzado el cielo, en un solo día, una vez al año.

Cuando el 13 de mayo de 610, el Papa Bonifacio IV dedicó el Panteón romano al culto cristiano, consagró el nuevo templo a la Bienaventurada Madre de Dios y a todos los mártires. A partir de entonces, la celebración de Todos los Santos quedó fijada en esa fecha y permanecería así por muchos años hasta que el Papa Gregorio IV, en el siglo VII, trasladó la celebración al 1 de noviembre. Es muy probable que la decisión del Papa Gregorio haya sido contrarrestar la fiesta pagana del “Samhain” o año nuevo celta, que se celebra la noche del 31 de octubre.

Hoy, la Solemnidad de Todos los Santos compite, en distintos ámbitos de la cultura, contra la “noche de Brujas” (Halloween) y su espíritu comercial y profano. Por eso, es necesario que no perdamos de vista aquello a lo que estamos llamados como cristianos: vivir la santidad y realizar todo bien que provenga de Dios.

En el año 2013, el Papa Francisco hizo una hermosa exhortación a la multitud que lo acompañaba en la celebración de esta Solemnidad: “Dios te dice: no tengas miedo de la santidad, no tengas miedo de apuntar alto, de dejarte amar y purificar por Dios, no tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. Dejémonos contagiar por la santidad de Dios”.

No olvidemos nunca que ¡estamos llamados a ser santos! Y que debemos recordar y agradecer la vida de esos hombres y mujeres que lo dieron todo por amor.

¿Qué se celebra en la fiesta de Todos los Santos?
Para contrarrestar el efecto negativo de halloween, proponemos en estas fechas instruir a los niños con contenido educativo y cristiano. Aquí les proponemos este material cortesía del Secretariado Diocesano de Evangelización y Catequesis - México

EXPERIENCIA DEL NIÑO
Ir acomodando a la vista de los niños dibujos o fotos de los superhéroes que más conocen por la televisión, y también algunos anti-superhéroes, que ellos los vayan reconociendo por sus nombres, preguntarles cuáles más conocen ellos, ir apuntando en un lugar visible los nombres que vayan dando y entrar en un diálogo:
  • ¿Cuál es tu superhéroe favorito?
  • ¿Qué es lo que más te gusta de él?
  • ¿Te gustaría tener sus súper poderes?
  • ¿Qué harías tú si fueras superhéroe?
  • ¿Por qué algunos son buenos y otros son malos?
  • ¿Por qué tienen poderes?
  • ¿Te has topado con alguno de ellos por la calle?
  • ¿Existen de verdad estos superhéroes?

EXPERIENCIA DE LOS SANTOS
Los católicos estamos de fiesta porque el 1º de noviembre se celebra a todos los santos. Esa es la verdadera fiesta de estos días, celebrar a los monstruos y a las brujas no es de cristianos. Celebrar el día de muertos es una tradición de nuestra patria, y es bueno que como cristianos hagamos oración por nuestros difuntos. Pero ¿por qué celebrar la fiesta de todos los santos? ¿Quiénes son los santos?

Los santos no son personas diferentes de nosotros, en todos los tiempos ha habido santos, de diferente edad, unos niños, otros jóvenes, adultos, viejitos, hay santos y hay santas, unos flaquitos, otros gorditos, unos muy inteligentes otros muy sencillos, algunos han nacido muy ricos otros fueron muy pobres, unos son blancos otros negros, unos han sido santos desde pequeños, otros llevaron una vida en la que no conocían a Dios, y se portaron muy mal, pero cuando se encontraron con Jesús, cambiaron, y decidieron ser felices siguiéndolo.

Todos, pero todos, estamos llamados a ser santos, Dios nos quiere santos, y para eso nos dio el Don de la Fe, fue su regalo cuando nos bautizaron, y todos los que estamos bautizados tenemos que ser santos, pero también tenemos que querer serlo. 

El Don de la Fe es más grande que todos los súper poderes de tus héroes favoritos y además es de verdad. Pero la fe no es para tener unos músculos muy fuertes, o para poder volar, o ver a través de las paredes, ni para golpear a nadie.

Ser santos es querer seguir a Jesús, actuar como él, hacer el bien como él, amar como él. SER SANTO ES SER AMIGO DE JESÚS.

¿A qué Santo o santa conoces?, ¿por qué es santo?
 Hacer una pequeña lista como la de los superhéroes pero de los santos que los niños vayan nombrando. ¿En tu casa hay imágenes de algún santo o santa? ¿Sabes cómo vivió, qué hizo para ser santo? ¿En la tele has visto que pongan a los santos?

Vamos ahora a conocer algunos de ellos.

Hace un tiempo hubo un niño llamado Domingo Savio, que desde muy chiquito entendió que ser amigo de Jesús era lo más importante en la vida. El día que hizo su primera comunión, escribió en un papelito: "Mis amigos serán Jesús y María, me confesaré y comulgaré los domingos y días de fiesta, prefiero morir antes que pecar". Quería hacer la voluntad de Dios en todo. 

Un día un maestro preguntó en el recreo a todos los niños: "Si supieran que hoy iban a morir ¿qué harían?, uno contestó "correría con mi mamá", otro dijo: "yo iría a la Iglesia a rezar y a confesarme", y Domingo dijo: "seguiría jugando porque en este momento esa es la voluntad de Dios". Era un niño alegre, feliz, porque amaba a Jesús.

Santa Teresita, también amaba mucho a Jesús y a María Santísima, tenía muchas hermanas y todas ellas quisieron consagrarse al Señor. Ella siempre supo que todas las cosas pequeñas, oraciones, trabajos, servicios hechos con amor eran lo que agradaba a Dios, un día le dijo a Jesús que ella quería ser su "pelotita" para que el niño Jesús jugara con ella. Cuando recibía la Sagrada Comunión era la más feliz del mundo. Era buena con todos y buscaba hacer favores a las personas que no sabían dar las gracias y eso le costaba trabajo pero se lo ofrecía a nuestro Señor. Rezaba como quien platica con el mejor de los amigos porque conocía muy bien quien era Jesús.

San Agustín fue un gran santo, pero él no siempre se portó bien, hacía sufrir a su mamá con su mal comportamiento, pero su mamá que era muy santa, se llamaba Mónica, rezaba mucho para que su hijo conociera a Jesús, y el día que Agustín encontró a Jesús en su vida se llenó de tanta alegría que ya no quiso nunca más pecar, fue con su mamá y juntos rezaron y dieron gracias a Dios. 

San Agustín llegó a ser Obispo y tenía tanta confianza en el amor de Dios que le decía: "Señor, nos creaste para Ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti". Pensaba y meditaba en las cosas de Dios, escribió muchos libros que ahora en la Iglesia sirven de guía para todos los cristianos. Decía también: "Ama y haz lo que quieras", porque sabía muy bien, que cuando se ama a Dios sólo harás lo que le agrada.

La Madre Teresa de Calcuta, quiso agradar a Jesús sirviendo a los más pobres, a los que nada tenían, a los que no podían pagar con nada, cuidaba con mucho amor a los enfermos porque decía que en los enfermos más pobres encontraba a Jesucristo. 

Todas las mañanas asistía a Misa, y comulgaba, para que todo lo que hiciera en el día fuera obra de Jesús. Cuando ya estaba muy viejita, seguía trabajando, hablaba a mucha gente, a los presidentes de los países, a los sacerdotes a personas de todo el mundo y los invitaba a que cuidaran la vida de todas las personas, sobre todo la de los niños. Ella rezaba siempre el Santo Rosario porque así siempre tenía la ayuda de la Virgen María.

Otros santos, han ido a lugares muy lejanos donde no se conoce a Jesús y les enseñan a amar a nuestro Señor, a ellos se les llaman Misioneros, algunos han muerto dando su vida por la fe, estos son los Mártires.

 Otros se han dedicado a cuidar a los enfermos, a los pobres, algunos fundaron colegios para que los niños se educaran y conocieran a Jesús. 

 Otros se han quedado en su ciudad y en su casa pero han hecho la voluntad de Dios y se han mantenido en su amistad. Algunos santos son muy conocidos por todos, pero hay otros que nadie conoce, más que Dios. 

Otros que han estado enfermos le entregan a Jesús todos sus sufrimientos, y así, nos encontramos que aunque los santos no salen mucho en la televisión ni los periódicos nos platican de ellos, están haciendo que en el mundo brille la gloria de Dios.

Los nombres que tenemos muchas veces son los nombres de algún santo o santa, son nuestros patronos, por ejemplo San Carlos, Santa Teresa, Santa Cecilia, San Pedro, San Juan, San Alberto etc.

Los santos, o sea los que ya están en el cielo porque vivieron su bautismo, a ellos se les veneran porque son:

Modelo: Porque viendo lo que ellos hicieron para ser amigos de Dios nosotros los podemos imitar.
Estímulo: Porque ellos, lucharon como ahora nosotros y ya gozan de la herencia a la que también nosotros estamos llamados.
Intercesores: Son amigos y hermanos nuestros y grandes bienhechores a quienes podemos recurrir suplicándoles que hagan valer su influencia ante Dios en ayuda de nuestras necesidades.

EXPERIENCIA CRISTIANA
Ya nos dimos cuenta que los superhéroes son algunos personajes de la televisión, que nos divertimos y jugamos a que somos ellos, pero que en realidad no podemos tener súper poderes porque ellos sólo existen en las caricaturas y las películas, en cambio los santos son aquellos que han sido fieles a su bautismo, que el don de la fe que recibieron lo usaron muy bien.

 El Papa Juan Pablo II nos ha invitado a vivir la santidad muchas veces, él ha llevado una vida de santidad y ha llevado al altar a muchos santos, y nos dice que para ser santos hay que:

Orar: Hacer oración, no sólo rezar oraciones de memoria sino poner en ellas el corazón, orar es platicar con Dios.
Ir a Misa y comulgar. La Misa (La Eucaristía), es el lugar más hermoso del mundo, es como estar en el cielo porque ahí está presente Jesús que se nos da en la comunión.
La Confesión. Acercaros seguido al perdón que Dios siempre nos da cuando hemos pecado. Así recuperamos su amistad y volvemos a ser felices.
La Gracia. Confiar en Dios, saber que sólo porque Jesús nos acompaña siempre, podemos ser buenos.
Escuchar la Palabra de Dios. Conocer lo que Dios nos dice en la Biblia, aprender el catecismo, para hacer lo que le agrada a Dios.
Anunciar la Palabra de Dios. Ser misioneros, llevar a otros la alegría de encontrarse con Jesús, lo podemos hacer con palabras, con nuestro comportamiento, con nuestra compañía, ayudando a los demás con amor.

La Santísima Virgen, san José, los apóstoles, mártires y santos todos esperan nuestro triunfo, están atentos a nuestra lucha, no nos olvidan.

¿Qué crees que puedes hacer tú para ser santo?
De los santos que platicamos hoy ¿a quién te gustaría parecerte?