25 de Mayo
Cerca de Montesanto, en el Piceno, tránsito del beato Gerio, que, habiendo sido antes conde de Lunel, llevó vida de ermitaño y murió en el transcurso de una santa peregrinación.
Era hijo del conde Lunel (Hérault, Francia), señor de Castelnuovo, noble familia de Languedoc. De su abuelo materno, Gerio recibió en herencia la mitad de la baronía de Lunel, de la que dependían 15 poblaciones. A la muerte de su tío, en 1294, entró en posesión de otros bienes que, como era menor de edad, fueron administrados por su padre. En 1295, el rey de Francia Felipe el Hermoso, como deseara poseer un puerto en el Mediterráneo, expresó su deseo de tener la Baronía de Lunel, proponiendo el cambio con otras tierras, el padre de Gerio aceptó y tomó para el hijo el condado de Roccaforte, tierra situada también en Languedoc, pero en la diócesis de Aviñón. Por tal cambio, Gerio de barón pasó a conde. Era aún adolescente cuando renunció a los honores y, según se dice, se retiró, junto a su hermano Effrenaud a una gruta para vivir como penitente.
Abandonando Roccaforte, los dos hermanos fueron a vivir en dos cavernas en los límites del puente Gardone. Se dice que las lluvias continuas provocó un desbordamiento del río y los dos jóvenes quedaron presos en sus cavernas, sin poder salir para buscar comida. Se salvaron gracias a la ayuda de dos serpientes que llevaron a cada uno un pan. Cesado el desbordamiento, Gerio y su hermano se acercaron a un castillo cercano para recibir la Comunión. Al encontrarse con el sacerdote, le narraron lo sucedido y la noticia se expandió por todo el lugar. Entonces muchos se acercaron a su cueva para implorarles ayuda con sus oraciones. El ermitaño queriendo vivir en mayor soledad y vivir escondido a los ojos del mundo, pensó en abandonar el refugio y marchar a Palestina junto a su hermano.
Antes de visitar los lugares santos, establecieron marchar a Roma para venerar las tumbas de los Apóstoles. En Roma, Gerio supo que en Ancona vivía un cierto Liberio, cuya fama de santidad era difundida entre el pueblo, y que estaba a punto de marchar a Tierra Santa. De repente tuvo el deseo de hacer el viaje junto a Liberio.
Como Gerardo cayera enfermo, se detuvieron ambos hermanos en Montesanto, cerca de Fano, y se alojaron en una cabaña donde el mal de Gerardo se agravó. Su hermano fue a Montesanto a buscar ayuda, y a su regreso a la cabaña se encontró a Gerardo muerto. Algunos autores sostienen que los dos hermanos recibieron el hábito como Terciarios franciscanos. Recibió sepultura en Montesanto. El 1 de agosto de 1742, Benedicto XIV confirmó su culto.