24 de Marzo
En Mammola, cerca de Gerace, en Calabria, san Nicodemo, eremita, que fue maestro de vida monástica, célebre por la austeridad de vida y por sus virtudes (990).
Teofane y Pandia fueron los padres de Nicodemo, que nació en Cirò (Catanzaro) en los primeros años del siglo X, lo confiaron a la guía espiritual de un piadoso y docto sacerdote, Galatone, al mismo tiempo el chico progresaba en las ciencias sagradas y en la piedad.
De joven pudo ver el comportamiento libertino de algunos sus contemporáneos, lo que le causó fuertes disgustos, por su parte él sintió la atracción por la vida monástica, que fue profesada en el siglo X, de aquellos ascetas con fama de santidad, en la zona del Mercurion, sobre los barrancos de Pollino en Calabria.
Abandona Cirò, para pedir el hábito monástico al austero abad san Fantino, cosa que le fue negada pese a su insistencia, ya que no se lo consideraba apto para aquella vida de estudios, penitencias y mortificaciones por su frágil constitución física.
Decepcionado pero no convencido, insistió nuevamente a través de los buenos auspicios de otros monjes, hasta que san Fantino, conmovido por sus insistencias, le concedió el “vestido angélico”, así llamado entre los monjes griegos de aquel tiempo.
Nicodemo, tuvo como compañero a san Nilo de Rossano, ejemplo resplandeciente de vida ascética del Mercurion. Crecidos y formados ambos en la rígida escuela del abad san Fantino, ellos, junto a otros santos monjes hicieron famosa su Comunidad en toda la Cristiandad, al punto que Orestes, patriarca de Jerusalén la describió alabándola, en sus acreditados escritos y biografías.
El tipo de vida practicado por ellos es impensable en nuestros días, pero constituyó la bisagra del ascenso, junto a la pureza, de los monjes calabreses de aquella época; vestían con una piel de cabra, caminaban con sus pies descalzos sin importar la estación del año, dormían sobre paja en grutas, comían castañas y altramuces.
En edad bastante madura, decide dejar el Mercurion y apartarse a una ermita en el Monte Cellerano en el Locride pero la fama de santidad que lo precedía, atrajo a muchos monjes que se encomendaron y por lo tanto Nicodemo se vio obligado a fundar una colonia de anacoretas, viviendo separados, cada uno en una choza y se reunían alrededor de él una vez la semana.
Su colonia fue visitada por san Fantino y otros monjes del Mercurion; desafortunadamente estaba demasiada expuesta a la curiosidad de los fieles y sobre todo a las correrías de los sarracenos, por lo que, anticipándose a su destrucción, dispersó a los monjes en otros monasterios y él se apartó cerca de Gerace en un cenobio, acentuando la austeridad de su vida.
Pero también aquí no se radicó y después de algunos años se apartó a un lugar solitario cerca de Mammola, que pronto también se transformó en un famoso monasterio de monjes griegos.
A pesar de los setenta años pasados en la aspereza de la vida ascética, Nicodemo vivió unos 90 años, muchos para aquellos tiempos y a pesar de su frágil constitución física; murió en el monasterio de Mammola, que tomará luego su nombre, el 25 de marzo de 990.
Los milagros florecieron sobre su tumba y por lo tanto fue proclamado santo, en aquel entonces no hubieron todos los procedimientos que hacen falta hoy. En el 1080 los normandos transformaron el pequeño oratorio con su tumba, a una gran iglesia, también restauraron el monasterio.
Las reliquias fueron trasladadas a la iglesia de Mammola en el año 1580, localidad que lo proclamó su patrón en 1630, fijando la fiesta litúrgica al 12 de marzo. Los pontífices en los siglos siguientes concedieron particulares indulgencias en ocasión de su fiesta y otras celebraciones.
En el año 1884 el Ayuntamiento de Mammola hizo decorar artísticamente la capilla, un reconocimiento de las reliquias ha sido efectuado el 12 de mayo de 1922 coincidiendo con la inauguración de la reconstruida y adornada iglesia.