Este ciudadano turco había sido condenado en su país por el asesinato de un famoso periodista, pero había logrado escapar de la cárcel de extrema seguridad de Kartel.
A las 17:17 disparó sobre Juan Pablo II, pero el Papa salva la vida milagrosamente. En espera del proceso, el criminal se encuentra en la cárcel romana de Rebibbia. Allí recibe la visita del entonces Cardenal Vicario de Roma, Ugo Poletti –fallecido en febrero de 1997–.
El Cardenal quiere saber la razón del atentado.
Pero es Ali Agca el que pregunta primero:
– ¿Quién es esa Fátima que dicen que ha salvado al Papa?, porque yo sé disparar y tiré a matar.
Cfr. Julio Eugui, Anécdotas y virtudes 3, n. 309
HACIENDO PACES CON LOS HERMANOS CRISTIANOS “PELEADOS”
Cuando fue el Papa a Grecia, hubo una reunión con los obispos ortodoxos en un Palacio de Atenas. Allí había varios “archimandritas” con rostros muy serios, que luego supimos lo estaban porque esperaban alguna declaración del Papa referente a un suceso de la IV cruzada, en la Edad Media, donde parece que los Caballeros cristianos mataron a varios griegos injustamente, y era algo que traían clavado. Cuando el Papa efectivamente dijo algo, en el sentido de que había estado muy mal y que les pedía una disculpa, los rostros serios se pusieron realmente felices y hasta aplaudieron: estaban muy contentos.
Al día siguiente, fue el obispo a devolver la visita al Papa, donde este se hospedaba, y al poco de llegar les ofrecieron unos refrescos por cortesía, y mientras el obispo lo aceptaba (ya con la “guardia baja”), el Papa le comentó que tenía una gran ilusión de rezar el Padre Nuestro con él en griego, y él también lo quiso y lo rezaron juntos en voz alta.
Este gesto es importante, ya que hacía diez siglos que no sucedía algo semejante por tener ellos absolutamente prohíbo rezar con un católico.
El Papa, antes del viaje, estuvo recitando el Padre Nuestro en griego, para aprenderlo, de modo que no improvisó.
SABÍA LO QUE QUERÍA
Juan Pablo II corrige a un Obispo Vasco
He aquí una deliciosa anécdota en la que se cuenta como un obispo se escudaba en su carácter fuerte y cómo se llevó una corrección de Juan Pablo II
Se cuenta, que una noche estaba cenando su Santidad Juan Pablo II, con un monseñor mayor y un poco “cascarrabias” y este estaba contándole anécdotas y problemas , soltándole enfadado improperios. La primera vez, al darse cuenta de su reacción, se disculpó:
– Santidad, perdone, pero…, es que es, así, mi carácter
A la tercera vez que reaccionó desproporcionadamente el monseñor, Juan Pablo II le contestó:
– “Pues…, corríjase, corríjase…
Su carácter conciliador, hijo de un bien asimilado espíritu cristiano no se contradijo con la idea de querer las cosas bien hechas y de corregir al que yerra. La ayuda al equivocado era también una constante en San Juan Pablo.
UN TESTIGO PRESENCIAL DE LA VIDA DIARIA DE SAN JUAN PABLO
Hubo pocos testigos de primera mano de toda confianza. Uno de ellos fue STANISLAO DZIWISZ, su secretario personal.
Don estanislao nos cuenta cientos de anécdotas en su libro STANISLAO DZIWISZ: UNA VIDA CON KAROL.
UNA VIDA CON KAROL
Cuarenta años con Juan Pablo II
Quien fuera secretario personal de Juan Pablo II, Stanislaw Dziwisz, repasa aquí, junto con el vaticanista Gian Franco Svidercoschi, los casi 40 años que estuvo al lado de Karol Wojtila, primero en Cracovia y luego en Roma. Una vida con Karol está dividido en dos partes –la de los años polacos y la de los años romanos– y 35 capítulos, muy breves, de unas cinco o seis páginas cada uno, que se leen en un suspiro.
Quizá una de las cosas que más impresiona del libro es todo lo que se cuenta en tan pocas páginas; y lo que más sobrecoge, la visión de conjunto de esos 40 años que Dziwisz compartió con Juan Pablo II.
De los años polacos se transmite, en toda su crueldad, el clima de presión continua impuesto por la dictadura comunista: campañas feroces de la prensa, pancartas y manifestaciones “espontáneas” bajo las mismas ventanas del cardenal Wyszynski y del arzobispo Wojtyla, acusados de ser enemigos del Estado polaco y nostálgicos del nazismo; los boicots a las celebraciones religiosas, el empeño por eliminar a Dios de la vida pública y aun de la privada, los intentos de crear divisiones entre los obispos… Lo peor es constatar que, por desgracia, todo suena muy actual. Nihil sub sole novum, que dice el Eclesiastés…
Al futuro Papa le divertía, a veces, la estrecha, continua y en ocasiones burda vigilancia de que era objeto. Reconocía los coches oscuros de los servicios secretos, y cuando, al salir del Arzobispado, se los encontraba, saludaba a sus ocupantes a través de la ventanilla… y a veces incluso los bendecía. “Mis ángeles custodios”, solía decir.
Cuando rindió su primera vista como Papa a su país natal, las autoridades dieron orden a la televisión de que sólo ofreciera encuadres de cerca, para que los espectadores no pudieran apreciar la cantidad de gente que había acudido a recibirle. Asimismo, se ordenó que sólo aparecieran en pantalla sacerdotes, enfermos y personas mayores: nunca niños ni jóvenes. Cuando volvió a Roma, el régimen comunista… ¡destruyó el papamóvil! ¡Estaba empeñado en borrar cualquier rastro del paso de Juan Pablo II por el país! En palabras de Svidercoschi, “la historia se había tomado una revancha clamorosa de quienes estaban convencidos de poder eliminar a Dios de la vida de los hombres”.
En Una vida con Karol no hay sólo recuerdos y anécdotas; también hay espacio para la reflexión, para lo que pensaba Juan Pablo II sobre el comunismo, el marxismo. Sobre la falacia del “comunismo con rostro humano”, la “catástrofe antropológica”, el “largo invierno del totalitarismo” que se abatió sobre tantos países de Europa. Y sobre el sufrimiento que le produjo ver cómo, poco después de lograr la libertad, muchos, asustados, retrocedían voluntariamente a lo conocido, a la izquierda marxista.
En un plano más espiritual, tenemos también sus meditaciones sobre la santidad (“No es difícil ser santo”, “la santidad está abierta a todos”, “basta, simplemente, con cumplir cada día con la voluntad de Dios”), la trascendencia de la fe –porque la Iglesia no es una ONG–, la importancia de la mujer, la cultura como fundamento del desarrollo integral de la persona y raíz del ethos de un pueblo, la indiferencia religiosa y, cómo no, el personalismo, el valor único de todo ser humano, la defensa apasionada de su dignidad.
La posición de Juan Pablo II, y la de la propia Iglesia, no es una “tercera vía” entre la derecha y la izquierda; se mueve en otra dimensión, “al servicio del hombre”, y critica y llama a corregir las manifestaciones de los distintos sistemas políticos que se muestran incompatibles con el proyecto de Dios para la Humanidad. En ese contexto aparecen aquí también críticas contra el capitalismo, por no haber logrado la desaparición de la injusticia y el sufrimiento.
Dzsiwisz da cuenta asimismo de los intentos de acercamiento de Juan Pablo II a las otras Iglesias y religiones, de sus repetidas peticiones públicas de perdón, de sus viajes; del dolor que le produjo la negativa de los políticos europeos a incluir una referencia a las raíces cristianas del Viejo Continente en la Constitución de la UE; de su permanente optimismo (“¡El mundo puede cambiar!”, repetía incansable) y de su firme determinación de cumplir con sus deberes para con la Iglesia y para con el hombre.
Como no podía ser menos, Una vida con Karol aborda el atentado que sufrió Juan Pablo II en 1981. Solemos contemplar las imágenes de aquella visita del Papa a Alí Agcá en la cárcel de Rebibbia como prueba de la redención del segundo ante el amor y el perdón del primero; pero don Stanislao nos aparta un poco de esa impresión un tanto idílica. Agcá era un asesino profesional que sabía muy bien lo que hacía, y cuando apuntó y disparó no le cabía duda de que el Papa moriría. De hecho, su primera pregunta cuando éste fue a visitarle fue: “¿Por qué no está usted muerto?“.
Agcá no encontraba explicación racional al hecho de que su víctima siguiera viviendo; es más, estaba angustiado, obsesionado por la existencia de fuerzas poderosas que lo superaban, que él no conocía y que habían impedido que las cosas siguieran su curso. Ahora podían vengarse de él. “La diosa de Fátima”, como él decía.
El criminal quería hablar con el Papa, sí, pero sólo para sonsacarle sobre esas “fuerzas” que le atemorizaban. Nunca jamás le pidió perdón. Cinco veces en cuatro páginas repite don Stanislao, con dolor e indignación, que Agcá jamás pidió perdón a Juan Pablo II.
Por lo que hace a las enfermedades y dolencias físicas de Su Santidad, Dziwisz asegura que, durante “ese largo e ininterrumpido martirio”, nunca perdió el humor (“Santidad, será una operación sencilla”. “¿Sencilla para quién?”). Aquel intento fallido de impartir la bendición Urbi et Orbi pocos días antes de morir se nos aparece con una carga emotiva aún más dramática cuando leemos que Juan Pablo II se había preparado con sumo cuidado para la ceremonia. Pero finalmente no pudo hacerlo: le falló la voz, se quedó sin fuerzas. Entonces dio paso a la resignación: “Hágase tu voluntad… Totus tuus”.
En sus últimos momentos se despidió de todos y, como siempre, se nutrió de las Escrituras. Don Stanislao llega, al final, a preguntarse: “Y ahora, desde el otro lado, ¿quién le acompaña?“.
Me atrevería a dar una respuesta: le acompaña, claro, Dios, puesto que, como anunciara monseñor Sandri, “ha vuelto a la Casa del Padre”. Y le acompaña, le sigue acompañando sin duda, él, monseñor Dziwisz. Y le acompañamos nosotros, esos millones de personas que le quisimos y le seguimos queriendo desde este otro lado de la Casa del Padre.
STANISLAO DZIWISZ: UNA VIDA CON KAROL. La Esfera de los Libros (Madrid), 2007, 248 páginas.
Conversión de Un periodista ex-enemigo del papa
Del Río, cronista del pontificado de Juan Pablo II, pasó de ser uno de los mayores críticos del Papa a ser un profundo admirador.
Finalmente el Papa le inspiró fe.
Del Río nació en Roma. Canalizó su pasión en la Iglesia, haciéndose sacerdote capuchino y misionero.
Pero en su corazón entró un espíritu de aguda crítica que le llevó a pedir el estado laical y casarse.
Como corresponsal del diario «La Repubblica» criticó duramente a Juan Pablo II. Sus viajes le parecían ser triunfalistas y antievangélicos. Tanto así que la la Sala de Prensa de la Santa Sede le impidió participar en uno de los viajes del Papa en 1985. que el Santo Padre realizó a América Latina.
A partir de aquel incidente la vida de Del Río comenzó un nuevo giro. Juan Pablo II se encontró personalmente con él de forma no oficial. Comenzó a descubrir aspectos del Papa que hasta entonces no conocía. Se dedicó entonces a investigar sobre la vida del pontífice, escribiendo cinco libros, el último llamado «Karol el Grande».
Cuando yacía gravemente enfermo en el hospital Gemelli de Roma, fue a verle su amigo Luigi Accattoli quien le preguntó si quería decirle algo. «¡Al Papa! –respondió Del Río–. Quisiera que le dijeras al Papa que le doy las gracias. Trata de ver cómo se lo puedes decir. Dile que le doy las gracias, con humildad, por la ayuda que me ha dado a creer.
Yo tenía muchas dudas y muchas dificultades para creer. Me ha ayudado la fuerza de su fe. Al ver que creía con tanta fuerza, entonces yo también encontraba fuerza. Esta ayuda la recibía al verle rezar,
cuando “se pone en Dios”, se ve que esto le salva de todo».
Extraído de:
www.corazones.org (Esta página es obra de Las Siervas de los Corazones Traspasados)
Más:
Otra de ellas relata cómo el ahora cardenal Stanislaw Dziwisz se resistía a aceptar la misión de ser secretario personal de Juan Pablo II.
Dziwisz argumentó que no servía para la tarea que el Sumo Pontífice quería encomendarle, porque no conocía bien la curia romana, las instituciones vaticanas ni los problemas de la Iglesia Universal.
‘Yo pienso que lo mejor que puedo hacer es regresar a Polonia y juro que nunca me sentiré infeliz por ello’, le dijo Dziwisz a Juan Pablo II y el Papa, después de mirarle fijamente a los ojos respondió: ‘Entonces yo también me vuelvo a casa’.
OTRO TESTIGO DE PRIMERA MANO: Joaquín Navarro-Valls
En una entrevista concedida la cadena pública de televisión RAI 2, el portavoz vaticano dijo que el recuerdo “más bello y conmovedor” que guarda de Juan Pablo II se remonta al día del funeral de su padre.
Ese día, recordó Navarro-Valls, recibió una llamada del propio Pontífice que le dio el pésame y le preguntó por la salud de su madre viuda. “Tenía tanto trabajo y aún se había acordado de mí y de mi pobre padre”, apuntó.
Según el portavoz de la Santa Sede estos detalles son una “señal de santidad: estar en comunicación con todos, hasta con el último de los colaboradores y de los fieles en su vida cotidiana”.
Uno de los rasgos de la personalidad de Juan Pablo II que más fascinaba a Navarro-Valls era, según confesó más adelante, “su relación especial con la oración, a la que diariamente dedicaba varias horas”. Ésta era “una parte fundamental de su vida”, agregó.
Asimismo, el portavoz vaticano señaló que “hasta en los momentos de dolor supo afrontar la vida con la alegría que debe distinguir a los cristianos “. Sobre la actitud del fallecido Papa respecto a su enfermedad, Navarro-Valls destacó que fue un claro ejemplo de “cómo se debe morir y cómo se puede y se debe convivir con el sufrimiento“.
Detalles de Cortesía y mano izquierdaCuando fue el Papa a Grecia, hubo una reunión con los obispos ortodoxos en un Palacio de Atenas. Allí había varios “archimandritas” con rostros muy serios, que luego supimos lo estaban porque esperaban alguna declaración del Papa referente a un suceso de la IV cruzada, en la Edad Media, donde parece que los Caballeros cristianos mataron a varios griegos injustamente, y era algo que traían clavado.
Cuando el Papa efectivamente dijo algo, en el sentido de que había estado muy mal y que les pedía una disculpa, los rostros serios se pusieron realmente felices y hasta aplaudieron: estaban muy contentos. Al día siguiente, fue el obispo a devolver la visita al Papa, donde este se hospedaba, y al poco de llegar les ofrecieron unos refrescos por cortesía, y mientras el obispo lo aceptaba (ya con la “guardia baja”), el Papa le comentó que tenía una gran ilusión de rezar el Padre Nuestro con él en griego, y él también lo quiso y lo rezaron juntos en
voz alta. Este gesto es importante, ya que hacía diez siglos que no sucedía algo semejante por tener ellos absolutamente prohíbo rezar con un católico. El Papa, antes del viaje, estuvo recitando el Padre Nuestro en griego, para aprenderlo, de modo que no improvisó.
Santidad, ¿Vd. No tiene tiempo libre?:
voz alta. Este gesto es importante, ya que hacía diez siglos que no sucedía algo semejante por tener ellos absolutamente prohíbo rezar con un católico. El Papa, antes del viaje, estuvo recitando el Padre Nuestro en griego, para aprenderlo, de modo que no improvisó.
Santidad, ¿Vd. No tiene tiempo libre?:
Todo mi tiempo es libre.
El idioma que se habla en el cielo
“¿Saben qué idioma se habla en el cielo?”, espetó el Papa a las personas de su confianza que lo acompañaban.
El idioma que se habla en el cielo
“¿Saben qué idioma se habla en el cielo?”, espetó el Papa a las personas de su confianza que lo acompañaban.
Perplejos, se miraron, y alguien se atrevió a sugerir: el latín.
El Papa, socarrón, dijo: “No; el húngaro.”
¿Por qué, Santidad? preguntó alguien.
“Porque aprenderlo, respondió, cuesta una eternidad.”
“Que diga esto el Papa que habla tantos idiomas y se le dan tan bien, sugiere la dificultad idiomática húngara.
“Que diga esto el Papa que habla tantos idiomas y se le dan tan bien, sugiere la dificultad idiomática húngara.
Bromas aparte, el tema es el buen humor que tienen los santos, sean o no jóvenes. Porque Su Santidad es un anciano”.
Sentido del Humor
Esta anécdota la escribió Pedro Rodríguez González, desde Roma para la publicación española Semanario pesar de sus achaques, Juan Pablo II demostraba tener cabeza, valor y fe para regir la Iglesia católica. Quienes le conocían dicen que su enorme empuje se debe a que es hombre de una pieza; Karol Wojtyla es la misma persona cuando estudia, reza, descansa, despacha con un obispo africano, se dirige a una multitud de adolescentes, vista una chabola en Brasil o comparte almuerzo con el presidente de una nación. Su equilibrio psicológico se demuestra entre otras cosas, en su peculiar sentido del humor.
Según el psiquiatra Enrique Rojas, “cuando se tiene sentido del humor se domina la vida y se pueden superar las adversidades. Por el contrario, cuando no se tiene sentido del humor, uno se vuelve suspicaz, hipersensible, pendiente de los comentarios de la otra persona, siempre al acecho” (Remedios para el desamor, p. 210).
Desde el principio de su pontificado, uno de los objetivos de Juan Pablo II fue internacionalizar la curia romana, el gobierno central de la Santa Sede. En 1998, en vísperas del Gran Jubileo del año 2000, Juan Pablo II remodeló la Prefectura de la Casa Pontificia. Este organismo está encargado de la organización de las audiencias papales, públicas y privadas. En contra de la costumbre centenaria de nombrar italianos para este cargo, Juan Pablo II nombró para este cargo a un norteamericano, monseñor James Harvey, y como prefecto adjunto (el “segundo de a bordo”) a su secretario, el sacerdote polaco Stanislaw Dziwsz.
Sentido del Humor
Esta anécdota la escribió Pedro Rodríguez González, desde Roma para la publicación española Semanario pesar de sus achaques, Juan Pablo II demostraba tener cabeza, valor y fe para regir la Iglesia católica. Quienes le conocían dicen que su enorme empuje se debe a que es hombre de una pieza; Karol Wojtyla es la misma persona cuando estudia, reza, descansa, despacha con un obispo africano, se dirige a una multitud de adolescentes, vista una chabola en Brasil o comparte almuerzo con el presidente de una nación. Su equilibrio psicológico se demuestra entre otras cosas, en su peculiar sentido del humor.
Según el psiquiatra Enrique Rojas, “cuando se tiene sentido del humor se domina la vida y se pueden superar las adversidades. Por el contrario, cuando no se tiene sentido del humor, uno se vuelve suspicaz, hipersensible, pendiente de los comentarios de la otra persona, siempre al acecho” (Remedios para el desamor, p. 210).
Desde el principio de su pontificado, uno de los objetivos de Juan Pablo II fue internacionalizar la curia romana, el gobierno central de la Santa Sede. En 1998, en vísperas del Gran Jubileo del año 2000, Juan Pablo II remodeló la Prefectura de la Casa Pontificia. Este organismo está encargado de la organización de las audiencias papales, públicas y privadas. En contra de la costumbre centenaria de nombrar italianos para este cargo, Juan Pablo II nombró para este cargo a un norteamericano, monseñor James Harvey, y como prefecto adjunto (el “segundo de a bordo”) a su secretario, el sacerdote polaco Stanislaw Dziwsz.
Parece ser que en ciertos ambientes de la curia romana no se veían con buenos ojos estos cambios en unos puestos hasta ahora ocupados por italianos. Pocos días después de los nombramientos, el Papa y monseñor Harvey se dirigían hacia una audiencia, cuando de pronto, Juan Pablo II, que estaba al corriente de los cuchicheos sobre un prefecto estadounidense en la Casa Papal, empezó a musitar en italiano: “Il Prefetto… Americano… impossibile! (¡El prefecto… un americano… ¡Imposible!) “Un aggiunto… Polacco… peggio ancora!”(¡Un adjunto… polaco…! ¡Peor todavía!”). Y es que, para ser Papa, como para otras muchas cosas, el sentido del humor, saber reírse de uno mismo y de las situaciones, es imprescindible.
Me cascó un par de besosMe habían hecho llegar una entrada para primera fila en el Salón Pablo VI. Allí me senté junto a una niña muy maja vestida de campesina rusa (o polaca, vaya uno a saber) y una señora italiana, supernumeraria, con su hijo, Luca, de unos cuatro o cinco años.
Me cascó un par de besosMe habían hecho llegar una entrada para primera fila en el Salón Pablo VI. Allí me senté junto a una niña muy maja vestida de campesina rusa (o polaca, vaya uno a saber) y una señora italiana, supernumeraria, con su hijo, Luca, de unos cuatro o cinco años.
Recordé que el Papa siempre saludaba a los niños, por lo que en la espera me gané la confianza de Luca. Jugaba con Luca, lo revoleaba por el aire y demás, esperando la entrada del Papa. La madre de Luca ya me miraba con desconfianza.
En eso llegó el Papa, y saludó rápidamente a los de la primera fila. La “rusita” le dio un ramo de flores. El Papa le dijo algo y siguió.
Yo me quedé petrificado y el Papa pasó frente a mi y a Luca sin siquiera mirarnos. Atiné a decir “Santo Patre, un baccio per il bambino”. El Papa escucho esto y volvió donde yo estaba, agarró a Luca (a quien yo tenía en brazos) y le dio un sonoro beso.
En un arresto de valentía seguí pidiendo en mi italiano inventado “Santo Patre, ¿e per il otro bambino?” señalándome a mi mismo, a lo que el Papa también me besó. Hombre, que me emocioné mucho.
No voy a poder olvidar la mirada de Juan Pablo II, profunda. De una profundidad que parecía atravesar el alma.
Me hubiera puesto a llorar, como lo hago ahora cuando recuerdo el hecho, pero soy un soberbio terrible y no me lo hubiera perdonado.
No me cabe duda alguna que Juan Pablo II ya estará en el cielo. (Gustavo)
Y detalles generales sacados de la red:
- 84 años de vida dan para muchísimas anécdotas. Algunas de ellas las podrán leer a continuación:
- Durante su infancia, sus amigos lo llamaban Lolek (Carlitos). Ese diminutivo siguieron usándolo sus parientes y algunos amigos íntimos procedentes de Polonia.
- De joven, Carol Wojtyla fue atropellado por un camión y permaneció 9 días en coma.
- Mostró un gran interés por el teatro y la literatura polaca. Fue actor de teatro.
- Posteriormente, trabajó duramente como obrero en una cantera.
- A la edad de 25 años, ayudó a una niña judía de 13 años, superviviente de un campo de concentración, alimentándola y llevándola en brazos durante cuatro kilómetros sobre la nieve, para que cogiera el tren que la devolvía a casa.
- Juan Pablo II no hubiera llegado a ser Papa si, en el año 1945, en Cracovia, un oficial de la Armada Roja de la Unión Soviética, culto y amante de la historia, no hubiera decidido salvar la vida, a pesar de las órdenes de Stalin, a un joven seminarista llamado Carol Wojtyla, que le había ayudado a traducir libros sobre la caída del Imperio romano.
- El 29 de mayo de 1967, contando con 47 años, se convirtió en el segundo cardenal más joven de la Iglesia Católica.
- El día de su elección, el automóvil que trasladaba a Juan Pablo II se estropeó. Hizo auto-stop y un camionero le llevó directamente a la Plaza de San Pedro, muy justo de tiempo para entrar en el cónclave. De hecho, fue el último Cardenal en entrar.
- El 16 de octubre de 1978, tras la muerte del Papa Juan Pablo I, se convirtió en el Pontífice más joven del siglo XX y en el primer Papa no italiano desde la elección de Adriano VI en 1522.
- El 13 de Mayo de 1981, tras ser herido en un atentado, fue internado en un hospital. Por aquel entonces, el presidente de Italia era Sandro Pertini, el cual permaneció al lado del Santo Padre hasta las dos de la mañana. No quiso alejarse antes de que el Papa abandonara la sala operatoria. El comportamiento del Presidente fue ejemplar.
- Su amor a los jóvenes le llevó a crear los “Encuentros mundiales de la Juventud”. Su interés por resaltar el valor de la familia, también le llevó a crear los “Encuentros mundiales de la Familia”.
- En 1993 se entrevistó con el emperador japonés Akihito, siendo la primera entrevista de la historia entre un soberano nipón y un Papa.
- En las elecciones presidenciales polacas de 1997, hizo campaña a favor de Lech Walesa, que logró llegar al poder.
- En enero de 1998 visitó por primera vez Cuba, siendo el único Papa que pisaba esa tierra cubana desde el inicio de la revolución castrista.
- Juan Pablo II fue el primer Papa que entró una sinagoga judía, en una mezquita y habló en una asamblea islámica.
- El 16 de octubre del año 2000 su pontificado se convirtió en el más largo del siglo XX.
- Fue el primer Papa internado en un hospital fuera del Vaticano.
- Cuando viajaba, llevaban varios frascos con litros de su sangre porque era de un tipo difícil de conseguir.
- Una montaña del Polo sur lleva el nombre del papa Juan Pablo II, como homenaje a sus 25 años de pontificado.
- Le gustaba desayunar a la polaca, es decir, con huevos, salchichas, pan y café negro.
En todo su Pontificado, Juan Pablo II
- ha llevado a cabo 104 visitas pastorales fuera de Italia; la última fue al Santuario de Lourdes en agosto de 2004.
- Ha hecho 146 visitas pastorales en Italia, sin tener en cuenta las realizadas a diversas instituciones de su diócesis de Roma. La última visita dentro de Italia fue al santuario de Loreto, realizada el 5 de septiembre de 2004. Ha recorrido más de 1.300.000 kilómetros, lo que representa casi 29 veces la vuelta a la Tierra y casi tres veces la distancia entre la Tierra y la Luna.
- Es el Papa más viajero de la historia con 133 países visitados, la mayor parte de los cuales recibieron por primera vez a un Pontífice. La lista completa de viajes puede leerse más abajo.
- Ha escrito 14 encíclicas, 13 exhortaciones apostólicas, 11 constituciones apostólicas, 42 cartas apostólicas y 28 Motu proprio.
- Ha proclamado 1.320 beatos en 143 ceremonias de beatificación. Además, ha canonizado 472 santos.
- Ha convocado 9 consistorios para la creación de Cardenales y ha nombrado 232. El último consistorio fue celebrado el 21 de octubre de 2003.
- Ha celebrado más de mil audiencias generales semanales, y ha recibido a unos 17.000.000 de fieles de todo el mundo. A esto hay que añadir los encuentros y audiencias con diversos grupos y figuras políticas, entre ellos jefes de Estado y primeros ministros, que superan los 1.500.
- Ha dictado más de 20.000 discursos. Ha sufrido 6 operaciones. En una de ellas le cortaron 2.5 metros de intestino.
Los 5 pontificados más largos de la historia han sido:
San Pedro: 35 años
Pío IX: 31 años y 7 meses
Juan Pablo II: 26 años y 5 meses
León XIII: 25 años
Pío VI: 24 años y 6 meses
- Es el primer papa polaco, y el primero venido de un país comunista
- Cuando gozaba de buena salud, esquiaba y escalaba montañas.
- Fue el primer papa en ser herido de un disparo en la calle.
- Fue el primer pontífice católico en ingresar a un hospital público
- Según una encuesta realizada en la diócesis de Indiana (EEUU), lo que más llamaba la atención a los feligreses era su sonrisa, la devoción mariana, su dominio de varios idiomas, el perdón concedido al que quiso asesinarlo y su amor a los niños y los pobres.
- De acuerdo con un estudio efectuado en 22 países de América Latina, España y Portugal a más de 40.000 estudiantes de secundaria, los jóvenes admiran principalmente a personajes solidarios. Juan Pablo II ocupó el primer lugar y la Beata Madre Teresa de Calcuta el segundo
- En Navidad, solía obsequiar a algunas amistades, a los cardenales y a todos los trabajadores del Vaticano, una botella de vino y un pan dulce de limón con pasas.
- La mayoría de los viernes santos iba a confesar a la basílica de San Pedro. Bautizó en su capilla privada a los hijos de sus amigos o a los de sus más modestos colaboradores, casando por ejemplo a una mecanógrafa con un cerrajero.
- Es el autor de 4 libros y más de 500 artículos y ensayos
En marzo del 2003, el Vaticano presentó el sexto libro de poemas místicos escritos por el papa, que lleva por título Tríptico Romano
El 13 de abril de 1986 realizó un gesto histórico al visitar la sinagoga de Roma, situada frente al Vaticano, al otro lado del río Tíber
En mayo del 2002, se reunió en la plaza de San Pedro con cientos de ex prostitutas durante la audiencia general
En ese mismo mes, después del encuentro eAPTALénico de oración en Asís, el papa mandó un mensaje a los jefes de estado, invitándolos a adoptar una lista de diez compromisos por la paz mundial.
Tras el encuentro de Asís, por primera vez después del cisma entre Oriente y Occidente de 1054, una delegación oficial de la Iglesia Ortodoxa Griega (la más reacia a Roma junto con el patriarcado de Moscú), fue recibida por el papa en el Vaticano
El 16 de octubre del 2002, al celebrar el 24 aniversario de su elección, proclamó en la plaza de San Pedro que cumpliría su misión hasta el final
En agosto del 2002, viajó a su tierra natal Polonia, donde realizó una misa en Cracovia ante más de dos millones de fieles; siendo hasta el momento la más grande de la historia
El 14 de noviembre del 2002 visitó el parlamento italiano, la primera vez que el jefe de la Iglesia Católica lo hacia en 150 años. Su discurso se centró en el terrorismo internacional y la globalización; y fue tan elocuente que al verlo por la televisión el mafioso italiano Benedetto Marciante, capo de la Cosa Nostra y acusado de homicidio y de extorsión, se entregó a la policía romana
A partir de enero del 2003, las meditaciones, pensamientos e inquietudes del papa, pueden ser escuchadas por los fieles a través de los teléfonos móviles en Italia
En junio del 2003, a sus 83 años de edad, completó su viaje número cien al llegar a Croacia
El 19 de julio del 2003, se dio a conocer la noticia que el papa había destinado cerca de ocho millones de dólares para obras de caridad en numerosos países del mundo. La donación se utilizaró en proyectos de educación, salud, formación profesional, vivienda, protección de mujeres, niños y ancianos
Juan Pablo II tomó su nombre en honor a su antecesor Juan Pablo I.
El Cardenal Stefan Wyszynski, primado de Polonia, le dijo la mañana de su elección: “si te eligen, te ruego que no te niegues”. Después de la elección dijo que “Este Papa introduciría a la Iglesia en el tercer milenio” y hoy en día sabemos que eso se cumplió.
Juan Pablo II desplegó grandes esfuerzos en el diálogo con las otras religiones no cristianas, que desembocaron en el histórico “Encuentro Mundial de Oración por la Paz” (1986).
- Tenía una devoción especial a la Virgen de Fátima, que apareció a tres niños pastores portugueses un 13 de mayo de 1917. Estaba convencido de que ella le salvó la vida durante el atentado del que fue víctima, también, un 13 de mayo (1981).
- El proyectil que hirió gravemente a Juan Pablo II en el atentado cometido en la Plaza de San Pedro el día 13 de Mayo de 1.981 fue engarzado en la corona de la imagen de Ntra. Sra. de Fátima, que preside el Santuario de Cova de Iría. El propio Papa entregó la bala a Mons. Alberto Cosme, obispo de Leiría. El 13 de Mayo se celebra Ntra. Sra. de Fátima.
- El Ayuntamiento de Roma resumió de la siguiente forma los datos de afluencia de los días posteriores al fallecimiento de Juan Pablo II:
- 3.000 de peregrinos vinieron a Roma a despedirse del Papa.
- Unos 250.000 pudieron participar en las exequias del viernes en la plaza de San Pedro del Vaticano y en la Vía de la Conciliación.
- En torno a 1.400.000 fieles rindieron homenaje a los restos mortales de Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
- En cada uno de esos días, en el metro de Roma, viajaron 1.500.000 pasajeros.
- 10.000 voluntarios de la Protección Civil, del Ayuntamiento de Roma, de los boy scout y de otras organizaciones han garantizado la asistencia.
- 8.963 de las fuerzas de seguridad dedicados a garantizar el orden público.
Tributo a Juan Pablo II: el Papa de nuestra generación…
Es hora de Recordar…
¿cómo recuerda al Papa? ¿Qué recuerdos o impresiones tiene de alguna visita papal a su país? ¿Algún hecho relacionado con el pontífice ha tenido un significado especial para usted? ¿Cuál considera que es el mejor tributo que se le puede rendir al fallecido pontífice?
Es hora de Recordar…
¿cómo recuerda al Papa? ¿Qué recuerdos o impresiones tiene de alguna visita papal a su país? ¿Algún hecho relacionado con el pontífice ha tenido un significado especial para usted? ¿Cuál considera que es el mejor tributo que se le puede rendir al fallecido pontífice?