Virgen y Mártir, 11 Noviembre
Por: n/a | Fuente: Vatican.va
Japonesa.
Nació en Omura, cerca de Nagasaki, Japón y fue martirizada en la hoguera el 11 de noviembre de 1634
San Juan Pablo II la beatificó en Manila, Filipinas, el 18 de febrero de 1981 y la canonizó en la plaza de San Pedro el 18 de octubre de 1987
Se la celebra el 11 de noviembre
Marina era originaria de Omura, una pequeña localidad cerca de Nagasaki, Japón. Sobre su bautismo y primeros años como cristiana no se tiene mucho conocimiento. Se sabe que desde muy joven se le vio unos dones muy especiales y que se hizo terciaria dominica.
Luego de varios años de paz, que siguieron a la muerte de otros tantos mártires famosos del Japón, entre los años 1613 y 1637, el cristianismo fue oficialmente prohibido en el archipiélago. Sin embargo, misioneros procedentes de España y Filipinas llegaban al "Imperio del Sol" para no abandonar a las comunidades cristianas que se mantenían firmes a pesar de las cruentas persecuciones.
Tuvo como director espiritual a san Luis Bertrán que la inscribió en la Tercera Orden de Santo Domingo en 1626, siendo de gran ayuda para los misioneros, siendo de gran ayuda para los misioneros.
En 1634, la santa, famosa por su caridad, hospedó a unos misioneros dominicos en su casa y a otros tantos perseguidos. Su casa era refugio de misioneros y cristianos y lugar donde se celebraba la Eucaristía y se administraban los sacramentos. En palabras del padre Jordán "era la más valerosa y santa mujer que ha tenido Japón".
Allí acudían cuantos se hallaban en el trance de la prueba para recobrar el ánimo y las fuerzas perdidas. Muchos encontraban ánimo en sus palabras para no abandonar su fe. Alguno de sus vecinos la demandó por traición a la Patria, por lo que fue arrestada y esposada.
Arrestada en 1634, el tribunal de Omura la condenó a ser paseada desnuda por los pueblos cercanos de aquel lugar, como escarnio público, para que nadie más osase seguir siendo cristiano. Luego de este ultraje la quemaron viva a fuego lento en la colina de Nagasaki el 11 de noviembre del mismo año. Para evitar que los cristianos venerasen sus reliquias, los verdugos esparcieron sus cenizas en el mar.
Murió perdonando a sus verdugos y sus cenizas fueron arrojadas al mar.
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