Beato Serviliano Riaño Herrero


Elogio: En Soto de Aldovea, Torrejón de Ardoz, Madrid, España, beato Serviliano Riaño Herrero, clérigo profeso de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, muerto en tiempos de la Guerra Civil por venerar el nombre de Cristo.

Martirologio Romano: En Soto de Aldovea, Torrejón de Ardoz, Madrid, España, beato Serviliano Riaño Herrero, clérigo profeso de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, muerto en tiempos de la Guerra Civil por venerar el nombre de Cristo († 1936).

Fecha de beatificación: 17 de diciembre de 2011, junto a otros 22 mártires, durante el pontificado de S.S. Benedicto XVI

Breve Biografía

Nació en Prioro, provincia y diócesis de León, el 22 de abril de 1916. Al día siguiente es bautizado en la parroquia de Santiago, en su pueblo. Pertenece a “una familia muy cristiana de labradores de un pueblo llamado Prioro, cerca del pantano de Riaño”. Era una familia numerosa formada por “cuatro hermanos y tres hermanas, siete en total”, y también muy religiosa donde “nunca se perdía la Misa dominical” y “rezaban diariamente el Rosario y el Ángelus”. “El ambiente o clima que se respiraba en la familia era alegre, “. motivado por la madre del Siervo de Dios que “era la gran animadora” En la relación con su familia “(Serviliano) era tan bueno que lo llenaba todo con su alegría”, a él no le gustaba que nuestros padres nos riñeran y buscaba que en casa hubiera paz, era muy sensible” dice una de su dos hermanas religiosas. Era muy amigo de los libros. Toda su afición era leer libros y La Purísima (la revisa misionera que enviaban a casa los Oblatos de María Inmaculada)”.

En 1927 ingresa en el seminario menor de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada de Urnieta (Guipúzcoa), donde cursa estudios secundarios hasta 1932, año en el que pasará al noviciado de Las Arenas (Vizcaya), donde hará su primera oblación en 1933. Se traslada a Pozuelo de Alarcón para incorporarse a la comunidad del escolasticado y proseguir los estudios con miras al sacerdocio. Serviliano sigue siendo el joven humilde, sencillo y siempre muy piadoso, extrovertido y jovial, se preparaba para dar salida a su celo apostólico en cualquier misión extranjera.

El 22 de julio de 1936 fue detenido con todos sus hermanos de comunidad, en Pozuelo. De modo no del todo inesperado y siempre violento, el convento fue convertido en cárcel. De ella fue sacado Serviliano con sus compañeros de prisión hasta la Dirección General de Seguridad, situada en la Plaza del Sol, centro de Madrid. Liberado al día siguiente, comienza una vida en clandestinidad con algunos de sus compañeros, hasta que el día 15 de octubre, en una redada de búsqueda y captura, fue de nuevo detenido y encarcelado.

El 7 de septiembre de 1936 oye su nombre entre los que son llamados a ser “puestos en libertad”. Consciente de lo que esto significaba y preparado para aceptar el sacrificio de la oblación cruenta que Dios le depara, llama al P. Mariano Martín o.m.i. por la mirilla de la celda. Le pide y recibe la absolución. Con ánimo decidido sube a la camioneta que le trasladará hasta Soto de Aldovea, lugar cercano a Paracuellos. Allí fue martirizado.

Su hermana da testimonio:

"Pasamos mucho tiempo sin saber nada más de él. Vivíamos angustiados de no saber qué pasaba con él. Y la angustia aumentaba cuando llegaba la noticia de la muerte de otros del pueblo (dos Agustinos de El Escorial, también martirizados). Después ya nos dijeron que a Serviliano lo habían identificado por un papelito que llevaba en la chaqueta. Entonces fue mi padre a Madrid. Cuando volvió, a mi madre le contó sólo algunas cosas, pero a mí me dijo que le habían dicho cómo había muerto: le ataron por el brazo con otro, le ataron las manos a la espalda, le cortaron sus partes, le dieron un tiro y cayó en la zanja con todos. Lloraba mi padre al contármelo. A la vez manifestaba su gran convicción de que su hijo era mártir”. ”.



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