Festividad: 6 de Julio
Nació el 10 de enero de 1889, en Madrid-España.Fue la cuarta hija (melliza) de 11 hermanos. A la edad de 9 años hizo la Primera Comunión y fue entonces cuando sintió la primera llamada del Señor: “Tú Nazaria, sígueme”. A la que Nazaria respondió: “Te seguiré, Jesús, lo más cerca que pueda una humana criatura”.
Pasando los años, esta llamada se hacía más fuerte, al mismo tiempo que Nazaria quería ser libre, vivir y gozar de su juventud. No obstante, fue generosa y dijo ¡Sí!
La familia pasó serias dificultades económicas y Nazaria Ignacia, solidaria con los suyos, buscó modos de ayuda aún a costa de su propia humillación.
Por motivos económicos, la familia, March Mesa, tuvo que trasladarse a México. En el mismo barco en que viajaban, iba también un grupo de Hermanitas de los Ancianos Desamparados, coincidencia que posteriormente la determinó a ingresar con ellas en 1908.
Regresa a España para iniciar su Noviciado y en 1912 es destinada junto con 9 compañeras, para una fundación en Oruro-Bolivia. Durante más de 12 años formó parte de la comunidad de Hermanitas, dedicada con todo fervor a las obras de caridad propias de su Instituto, estando al cuidado inmediato de los ancianos, viendo en ellos los miembros doloridos del cuerpo de Cristo. Salió también a recorrer otras ciudades, pueblos y minas postulando limosnas para sus ancianitos.
Allí de manera especial, sintió que “la mies era mucha y pocos los operarios” (Lc. 10,2); que el clamor de los pobres subía al cielo y esperaba una respuesta comprometida.
En los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, en el año 1920, en la meditación del Reino, ve plasmados sus ideales de trabajar con todas su fuerzas por la unión y extensión del Reino de Cristo, comprendiendo que sola poco podía hacer, sintió inmensos deseos de agrupar a otras personas “Bajo el estandarte de la Cruz”, concibiendo la Congregación religiosa como “una cruzada de amor en torno a la Iglesia”.
En 1920, acompañando a la Religiosas del Buen Pastor que buscaban casa para fundar en Oruro, llegó al Beaterio de las Nazarenas (antigua propiedad de los jesuitas, expatriados en 1767), sintió gran repugnancia interior y deseos de salir pronto, por su aspecto de miserable abandono. Allí en el templo, sintió que Jesús Nazareno le decía: “Nazaria, tú serás fundadora y esta casa tu primer convento”.
Durante unos años más, luchó contra sus ansias de dar la vida por la predicación del Evangelio y su particular intuición del misterio de la Iglesia, la fue guiando hasta formar una nueva familia eclesial.
Los signos de su tiempo: Las circunstancias históricas y ambientales del nacimiento en Bolivia de nuevas iglesias locales con escasez de sacerdotes y ausencia de Congregaciones religiosas nativas; la presencia de sectas enfrentadas con la Iglesia Católica y, la dura realidad económica, política y social del país, la motivaron a dar una respuesta audaz.
La Jerarquía: Mons. Antezana, primer Obispo de Oruro; Mons. Sieffert, Obispo de la Paz y Mons. Cortesi, Internuncio Apostólico en Bolivia, vieron en todo ello, la acción del Espíritu y alentándola, apoyaron este nuevo brote de vida en la Iglesia.
Fundación: El 16 de junio de 1925, Nazaria sale de las Hermanitas, para iniciar en el Beaterio la fundación de la nueva Congregación, con un capital de 40 centavos entregados por la ex-abadesa de las Nazarenas. Diez jóvenes bolivianas de distintos lugares fueron sus primeras compañeras. Con ellas se iniciaron las primeras obras misionales en las minas: Uncía entre otras; en el campo: Toledo, Condo, Challapata y Poopó.
Aprobación: El 12 de febrero de 1927, se declara erigida canónicamente la Congregación religiosa diocesana de las Hermanas Misioneras de la Cruzada Pontificia, “hija primeriza, tierna, legítima de la Iglesia boliviana”, en palabras del Obispo, Mons. Antezana.
El 8 de junio de 1935, la Congregación recibe el Decreto laudatorio y así ésta, pasa a ser de Derecho Pontificio.
El día 9 de junio de 1947, el Instituto recibió la aprobación definitiva de las Constituciones y el nombre de Misioneras Cruzadas de la Iglesia, ya muerta Nazaria Ignacia.
Según las Constituciones, escritas por la Madre Nazaria Ignacia, “El Instituto de las Misioneras de la Cruzada Pontificia, tiende a realizar la acción social de la mujer, con la mayor perfección posible y tiene por fin especial la difusión del catecismo entre niños y adultos y quiere como distintivo característico suyo, ser reconocido por su particular unión con el Santo Padre”
La Madre dirá también: “Que en amar, obedecer y cooperar con la Iglesia en su obra de predicar el Evangelio a toda criatura, está nuestra vida, el ser lo que somos”
“Este es nuestro espíritu: guerrero, fiel, nada de cobardías, todos amores, amor sobre todo a Cristo y en Cristo a todos. Repartirse entre los pobres, animar a los tristes, dar la mano a los caídos; enseñar a los hijos del pueblo, partir su pan con ellos, en fin, dar toda su vida, su ser entero por Cristo, la Iglesia y las almas”
Y es así como, en fidelidad a su iglesia, a su pueblo y a su tiempo, las “pontificias”, con el carisma, impulso y vida de la M. Nazaria Ignacia, atendían en Oruro a niñas abandonadas, visitan a los presos, catequizaban en las parroquias y en los cuarteles, preparaban las visitas pastorales en las minas y en los campos.
Buscaban la promoción de la mujer, a través de la profesionalización y la defensa de sus derechos, con la fundación, en Bolivia, del primer “Sindicato de obreras” de América latina. “Liga católica de Damas Bolivianas” que tenia por fin el mejoramiento religioso, moral, cultural y económico de la sociedad boliviana, especialmente de las clases pobres y obreras. Con publicaciones que ayudaban a que ocupen su lugar en la sociedad y en la Iglesia.
El 10 de diciembre de 1938, fundó en Buenos Aires, Argentina una Asociación de señoritas con el nombre de “Margaritas Pontificias del Pilar” su fin era formarse para trabajar después en la Acción Católica.
Y otras muchas, largo de describir, Talleres y Escuelas para niñas pobres del pueblo… que tenían el mismo fin, la promoción de la mujer.
Para ayudar a los obreros y desempleados, se quitaban de su propio pan, mendigaban para ellos, organiban Asociaciones, “Comedores populares”, “Ollas del Pobre” donde, además del alimento, se buscaba junto con ellos, solución a sus problemas.
Su preocupación por los últimos y no atendidos, la llevó a crear el “Hogar de pobres” que atendían a pobres desamparados que tocaban ya al fin de sus vidas; niñas paralíticas, dementes y ciegas abandonadas de todo auxilio; ancianitas inhábiles, defectuosas y ciegas, que necesitaban toda clase de ayuda para seguir subsistiendo los cortos días que le quedaban en la tierra.
Los más desechados encuentran cariñosa acogida en él.
Entre otras de sus preocupaciones destaca, los jóvenes y la unión de las familias, a los que dedicó, ella y las primeras hermanas, gran esfuerzo. También la unidad de los cristianos, llegando la Madre a pedir a todas sus religiosas que pidieran y trabajaran para que haya: “Un solo rebaño y un solo Pastor”
Expansión: Durante los 10 primeros años, la Congregación estaba presente en: Bolivia, Argentina, España y Uruguay.
En Bolivia estaban presentes: En Cochabamba, La Paz, Potosí, y Santa Cruz, realizaban y ampliaban su labor, respondiendo a circunstancias concretas. En tiempos de guerra dejaron sus conventos para atender los “Hospitales de sangre” y, después, a los huérfanos de guerra, a quienes consideraban miembros de su propia familia.
Nazaria Ignacia muere en Buenos Aires-Argentina el 6 de julio de 1943, dejando gran fama de santidad. Sus restos son trasladados a la casa Matriz de Oruro (Bolivia), según su deseo, el 18 de junio de 1972.
Beatificación: La Conferencia Episcopal boliviana, las Hermanas Misioneras Cruzadas de la Iglesia y el Pueblo de Bolivia, pidieron a S.S. Juan Pablo II, que la M. Nazaria Ignacia sea reconocida en su santidad y mostrada al pueblo de Dios como ejemplo posible de imitación e inspiración, para los jóvenes, familias y evangelizadores. Fue Beatificada por S.S. Juan Pablo II en Roma, el 27 de Septiembre de 1992 y proclamada su fiesta el 6 de julio de cada año.
El Sr. Nuncio de S.S. Giovanni Tonucci, se expresaba así al anunciar oficialmente al pueblo de Bolivia su Beatificación: “No dudo de que este primer fruto de santidad en tierras bolivianas abrirá el camino a tantas otras almas para seguir el ejemplo de la Madre Nazaria, verdadera profeta de la nueva evangelización”
“La Obra Total de Nazaria Ignacia”: A la Madre Nazaria Ignacia se le dio el carisma de convocar y formar grupos dentro de la Iglesia, para llevar a cabo una Obra que ella identificó como: “Una cruzada de amor en torno a la Iglesia”. En estos momentos el carisma de la Madre está encarnado en dos formas estables de vida:
1 Misioneras Cruzadas de la Iglesia (MCI), Instituto religioso-apostólico de Derecho Pontificio, extendido en América, Europa y África (17 países). En Bolivia están presentes en 8 departamentos.
2 Misioneras Seglares de la Iglesia (MSI): Instituto Secular de Vida Consagrada para hombres y mujeres. Extendidas en Bolivia, Argentina, Chile y España.
Familia Extensiva de Nazaria Ignacia (FENI): Hoy día en proceso de reconocimiento oficial, que agrupa a todos los que han sido convocados por el Espíritu en torno al carisma de Nazaria Ignacia, en el seguimiento de Jesús para conocerlo mejor, amarlo más y seguirle, según el estilo y talante de Nazaria Ignacia.
Está compuesta por mujeres y hombres, célibes y casados; sacerdotes; niños, jóvenes y adultos. Extendida en Argentina, Bolivia, Colombia, España, México y Perú.
Existen también en otros países, pero en proceso de consolidación y formación.
Hoy las Misioneras Cruzadas de la Iglesia están extendidas en 17 países: Argentina, Cuba, México, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Colombia, Guinea Ecuatorial, Camerún, Portugal, Perú, Brasil, Francia, Italia, Uruguay, España y Bolivia
Visita la página: www.madrenazaria.org
La Madre Nazaria Ignacia nació el 10 de enero de 1889, en Madrid- España. A la edad de 9 años hizo la Primera Comunión y fue entonces cuando sintió la primera llamada del Señor: “Tú Nazaria, sígueme”. A la que Nazaria repondió: “Te seguiré, Jesús, lo más cerca que pueda una humana criatura”.
Por motivos económicos, la familia, March Mesa, tuvo que trasladarse a México y allí ingresó con las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Durante más de 12 años formó parte de la comunidad de Hermanitas, dedicada con todo fervor a las obras de caridad propias de su Instituto, al cuidado inmediato de los ancianos.
En los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, en el año 1920, en la meditación del Reino, ve plasmados sus ideales de trabajar con todas su fuerzas por la unión y extensión del Reino de Cristo, comprendiendo que sola poco podía hacer, sintió inmensos deseos de agrupar a otras personas “Bajo el estandarte de la Cruz”, concibiendo la Congregación religiosa como “una cruzada de amor en torno a la Iglesia”.
El 16 de Junio de 1925, Nazaria salió de las Hermanitas, para iniciar la fundación de la nueva Congregación, diez jóvenes bolivianas de distintos lugares fueron sus primeras compañeras.
El 12 de febrero de 1927, se declaró erigida canónicamente la Congregación religiosa de las Hermanas Misioneras de la Cruzada Pontificia. el 9 de junio de 1947, ya muerta Nazaria Ignacia, el Instituto recibio la aprobación definitiva de las constituciones y el nombre de Misioneras Cruzadas de la Iglesia.
Según las Constituciones, "El Instituto de las Misioneras de la Cruzada Pontifica, tiende a realizar la acción social de la mujer".La Madre dirá también:
En amar, obedecer y cooperar con la Iglesia en su obra de predicar el Evangelio a toda criatura, está nuestra vida, el ser lo que somos". Este es nuestro espíritu: guerrero, fiel, nada de cobardías, todo amores, amor sobre todo a Cristo y en Cristo a todos. Repartirse entre los pobres, animar a los tristes, dar la mano a los caídos; enseñar a los hijos del pueblo, partir su pan con ellos, en fin, dar toda su vida, su ser entero por Cristo, la Iglesia y las almas".
Nazaria Ignacia muere en Buenos Aires (Argentina) el 6 de Julio de 1943, dejando gran fama de santidad. Fue Beatificada por S.S. Juan Pablo II en Roma, el 27 de Septiembre de 1992 y proclamada su fiesta el 6 de julio de cada año.