*¿Qué estaba predicando San Óscar Romero en el momento de su muerte?
*Monseñor Oscar Romero y la Teología de la Liberación
*Imágenes de San Oscar Romero
Mons. Romero estuvo profundamente vinculado en la defensa de los pobres, pero alejado de la Teología de la Liberación.
Fuente: ACIprensa
Los teólogos de la liberación visitaban a Mons. Oscar Romero y le dejaban sus libros, pero nunca los abrió, él estaba adherido a la doctrina de la Iglesia, afirmó Mons. Jesús Delgado, secretario del futuro beato, quien indicó además que el entonces Arzobispo de San Salvador “se vio jalado de un lado y de otro”, pues también la “izquierda” lo amenazó de muerte.
En declaraciones a ACI Prensa, Mons. Delgado señaló que el asesinato del Arzobispo salvadoreño, ocurrido el 24 de marzo de 1980, “fue la oposición a una predicación que él hizo y que es la que Iglesia pide a todos: la conversión a Jesús, a un encuentro personal con Jesús”.
Mons. Romero “pidió con el Concilio Vaticano II un encuentro personal con Cristo Jesús, lo cual implicó una opción preferencial por los pobres porque Jesús optó por los pobres para salvarnos a todos”.
En ese sentido, el secretario personal abordó la presunta relación que durante años se quiso establecer entre Mons. Romero y la teología de la liberación: “cuando escribí suvida fui a revisar su biblioteca. Evidentemente, los teólogos de la liberación siempre que lo visitaban le dejaban un libro, sus libros”.
“Los vi, estaban puros e inmaculados, nunca los abrió, nunca jamás, ni los leyó, ni los consultó nunca. En cambio todos los libros de los padres de la Iglesia estaban manoseados por aquí y por allá, eran la fuente de su inspiración”, afirmó Mons. Delgado.
En ese sentido, aseguró que Mons. Romero “de la Teología de la Liberación no supo nada, no quiso informarse de eso, él estaba adherido fielmente a la Iglesia Católica y sobre todo a la doctrina de los Papas”.
“Se fue abriendo el camino con el Evangelio a una teología de Dios presente en los pobres, que podíamos llamarlo así: 'Dios presente viviendo con los pobres y caminando con los pobres'”, aseguró Mons. Delgado.
El Prelado explicó que “este punto fue el que no lograron entender sus amigos de familias ricas en ese momento, y no es que no quisieran entender, es que estábamos en ese momento enfrascados en una lucha entre la Unión Soviética y los Estados Unidos”.
Así pues, “la figura de Mons. Romero se vio jalada de un lado y de otro, y él quería permanecer y permaneció siempre en el mismo camino: predicar la palabra de Dios y llamarnos a todos a una conversión a Cristo y con Cristo a la gente más pobre”.
En ese sentido, indicó que “la izquierda que se apoyaba en Mons. Romero, se apoyaba en él para sus fines, lo amenazaron de muerte porque bendijo, dicen ellos, el golpe de Estado y la reforma agraria que proponía el golpe de estado en 1979”. Por ello, “le declararon amante del reformismo y no de la revolución y le declararon la pena de muerte”, expresó.
En esta situación, “la Navidad de 1979 la vivió bajo el miedo de los fuegos que lo amenazaban por parte de la derecha y la izquierda”. “Fue asesinado el 24 de marzo y yo siempre digo que cualquiera de los dos podía haberle matado, tanto la izquierda como la derecha. Le tenían odio por una u otra razón. Después, la Comisión de la Verdad demostró que fue la derecha la que lo mató”, indicó.
Explicó que “el problema es delicado porque la izquierda lo tomó como bandera de batalla. Dijeron: 'nuestro es San Romero'. Evidentemente la derecha levantó el grito y ya ven cómo lo usan porque ellos son los que lo arrastraron con él y lo ideologizaron, lo manipularon, los jesuitas lo manipularon, la izquierda lo manipuló, era un hombre que perdió su libertad, se volvió 'loco' y todo eso llegaba aquí como documentación de la extrema derecha”.
Sobre por qué durante años llegaron informes negativos a la Santa Sede acerca de la figura del futuro beato, su secretario explica que entonces “las noticias que llegaban eran negativas y los Papas que no conocían bien la situación latinoamericana guardaban mucha prudencia frente a esto”.
“Gracias a Dios ha llegado un Papa que conoce muy bien esta situación latinoamericana y se desbloqueó todo, ahí se abrió camino la justicia y la verdad”, subraya Mons. Jesús Delgado Acevedo.
5 puntos sobre Mons. Romero
y la Teología de la Liberación
La prensa secular intenta ver en la beatificación de Monseñor Romero una suerte de acercamiento entre el Vaticano y la Teología de la Liberación. Mons. Romero, asesinado en El Salvador en 1980, estuvo profundamente vinculado en la defensa de los pobres, por ello algunos quieren vincularlo con aquel controversial movimiento teológico de América Latina. Aquí 5 puntos esenciales para tomar en cuenta en este tema:
Romero sabía que una corrección del Vaticano a la Teología de la Liberación venía en camino. En julio de 1978, Romero dijo a los fieles que habría “revisiones muy profundas … de la teología de la liberación” tras la visita del Papa Juan Pablo II a México el año siguiente, y Romero advirtió en su última carta pastoral, publicada en agosto de 1979, que una versión politizada de la Teología de la Liberación podría hacer su esencia cristiana parecer “ambigua”, haciendo eco de las inquietudes sentadas por el Papa Juan Pablo II.
Las “revisiones” a la Teología de la Liberación, que el Vaticano promulgó en 1984 y 1986 estuvieron consistentes con las críticas de la Teología de la Liberación que Romero había hecho. En 1974, Romero dijo que deseaba destacar sobre “lo positivo de una verdadera teología de la liberación y también acerca de los serios reparos contra una mala comprensión de la misma”. En 1976, en su primer gran sermón nacional, Romero predicó que, “La liberación de Cristo y de su Iglesia, no se reduce a la dimensión de un proyecto puramente temporal. No reduce sus objetivos a una perspectiva antropocéntrica: a un bienestar material o a iniciativas de orden político o social, económico o cultural”, y agregó con severidad, “Mucho menos puede ser una liberación amparada o que ampara la violencia”. Sus palabras fueron interpretadas en su momento como una condena de la Teología de la Liberación.
El concepto de Mons. Romero sobre Teología de la Liberación tuvo en cuenta las distinciones del card. Ratzinger entre sus corrientes ortodoxas y heterodoxas. “Que conste que yo estudio la teología de la liberación a través de estos teólogos sólidos, como es el Cardenal [Eduardo] Pironio, que actualmente es prefecto de una de las congregaciones del Papa, hombre de la plena confianza del Papa”, dijo Romero en 1977 (el Card. Pironio, argentino, compartió la “teología popular” utilizada por su compatriota el Card. Bergoglio, fue nombrado a liderar la Congregación para los Institutos de vida Consagrada por Pablo VI y el Consejo Pontificio para los Laicos por Juan Pablo II). El pensamiento de Romero sobre la Teología de la Liberación también estuvo informado por el teólogo José María Casciaro (Opus Dei), el fraile franciscano Buenaventura Kloppenburg y el misionero Segundo Galilea (CELAM). Romero nunca se refiere a teólogos de la liberación como Leonardo Boff, Gustavo Gutiérrez , Manuel Pérez y Carlos Mugica. No leía libros sobre teología de la liberación que había recibido como regalos cuando era arzobispo (que se encontraron todavía sellados en sus forros después de su muerte).
Romero tuvo un gran empeño por los pobres y en esto su pensar puede verse afín a la Teología de la Liberación, pero llegó allí a través de una ruta propia e independiente. Ya en 1941, cuando todavía era un estudiante de seminario (y mucho antes de que se concibiera la Teología de la Liberación) , Romero escribió que, “Los pobres son la encarnación de Cristo. A través de los andrajos, de los ojos oscuros, de la hediondez e las llagas, de las risas de los trastornados... el alma caritativa descubre y adora a Cristo”. Fue influenciado por su estudio de la ascesis, que lo llevó a aceptar la pobreza y la privación. También fue influenciado por los Padres de la Iglesia: el P. Tomás Greenan sitúa a Romero “en la tradición patrística episcopal” de San Basilio y San Ambrosio. El vicario de Romero recuerda que citaba a San Juan Crisóstomo (“¿Deseas honrar el cuerpo de Cristo? No lo desprecies, pues, cuando lo encuentres desnudo en los pobres”), y en sus homilías Romero citó a San Ireneo y a San Agustín. Por último, Romero estuvo profundamente influenciado por el magisterio social de los papas modernos.
Romero describió su innovación doctrinal como una “Teología de la Transfiguración”. Su teología es radicalmente diferente de la Teología de la Liberación, ya que parte de la revelación de Cristo de su divinidad y proclama que, “Cristo colocado en la cumbre del Tabor” -donde los Evangelios nos dicen que la Transfiguración tuvo lugar- “es la imagen bellísima de la liberación”. Desarrollada a lo largo de varias décadas de predicar la fiesta patronal de El Salvador (la fiesta de la Transfiguración), “La Teología de la transfiguración está diciendo que el camino de la redención pasa por la cruz y por el calvario, pero que más allá de la historia está la meta de los cristianos”, dice Romero, haciendo hincapié en la importancia de la muerte y resurrección de Cristo. Cristo invita a sus discípulos -incluyendo a las naciones- Romero predica, a ser transfigurados, y ascender del mundo del pecado y del deseo material a la dignidad de ser hijos de Dios en el cielo, y a trabajar por un mundo más justo, que resulta ser solamente la antesala de la verdadera salvación. Romero predicó esta “teología” extensivamente durante muchos años, y este cuerpo considerable de su obra está a la espera de ser descubierta y explorada. (Por coincidencia, el Card. Ratzinger también publicó su “Instrucción” del 1984 para la Fiesta de la Transfiguración.)
La Iglesia no va a beatificar a Romero porque ha decidido ser indulgente con aquellas tendencias que considera estan en un error. También Romero reconocía que la Teología de Liberación se estaba desviando, y habría estado feliz de verla guiada seguramente de regreso al puerto. Por su parte, Mons. Romero fue capaz de navegar las aguas peligrosas y no perder el rumbo.