1 – Rompió un vaso lleno de veneno al bendecirlo con la Señal de la Cruz
El abad de un monasterio cercano murió y los monjes de ese convento pidieron a San Benito asumir el puesto y convertirse en su nuevo abad.En un principio el Santo se negó, pero ellos insistieron, por lo que entonces aceptó.
Benito era más estricto que el abad anterior y en poco tiempo los monjes llegaron a odiarlo. Por lo que decidieron matarlo y pusieron un poco de veneno en su copa de vino.
Pero cuando él hizo la señal de la cruz para bendecir el vino, la copa se rompió de repente como si una roca hubiera sido lanzada contra ella.
San Gregorio Magno escribe en su relato de la historia:
“accidente por el cual el hombre de Dios percibió que la copa contenía el trago de la muerte, mismo que no podía soportar el signo de la vida.”
2 – Salvó a un hombre de ahogarse al convertirse brevemente en otra persona
Un monje llamado Plácido estaba tomando agua del lago, accidentalmente cayó al agua y fue arrastrado rápidamente por la corriente.A pesar de que Benito se encontraba a una buena distancia del lago, milagrosamente supo lo que había sucedido y de inmediato ordenó a otro monje llamado Maurus correr hacia el lago para salvar a Plácido.
Cuando Maurus llegó al lago – sin pensarlo- corrió sobre la superficie del agua, agarró a Plácido por el pelo y lo arrastró hasta la orilla.
Sólo se dio cuenta de que había caminado sobre el agua después de que él estaba ya de vuelta en tierra. San Gregorio Magno escribe que Maurus “se maravilló y tenía miedo de lo que había hecho.”
Y aquí es donde las cosas se ponen todavía más extrañas. Hablando sobre el evento más tarde ese mismo día, Maurus insistió en que difícilmente había estado consciente de caminar sobre el agua mientras lo hizo.
¿Y Plácido? Él afirmó que la persona que lo había sacado del agua en el medio del lago no llevaba puesta la ropa de Maurus, sino la de Benito.
En otras palabras, de alguna manera misteriosa, aunque Maurus había sido el que fue al lago, Benito había trabajado milagrosamente a través de él para caminar sobre las aguas y salvar a Plácido.
3 – Leía de la mente de sus monjes
Algunos de sus monjes fueron enviados a entregar un mensaje a otra ciudad. Durante el tiempo del viaje, Benito les ordenó ayunar, como era su costumbre.
Pero el viaje duró un poco más de lo que esperaban y alguien les invitó a su casa para una buena comida y ellos aceptaron ¿quién se enteraría?
Benito se enteraría.
Cuando regresaron, él inmediatamente les preguntó dónde habían estado comiendo.
Cuando le respondieron que no habían comido en ningún lugar, Benito les dijo donde habían comido, lo que habían comido y cuántas bebida habían tomado.
Descubiertos, así como temerosos por el hecho de que Benito podía conocer todos los detalles de lo que habían hecho, “cayeron temblando a sus pies” y confesaron su pecado.
Benito inmediatamente, envió un mensaje de advertencia a los trabajadores. Tan pronto como llegó el mensaje, una pared parcialmente terminada se colapsó sobre un niño pequeño que estaba ayudando con el trabajo, causándole la muerte.
Golpeados por la pena, los monjes trajeron el cuerpo muerto y mutilado a Benito, quien puso el cadáver del pequeño en una mesa, sacó a todos de la habitación y comenzó a orar. Milagrosamente, el niño volvió a la vida y su cuerpo fue sanado de todas las lesiones.
¿Entonces, qué hicieron? ¡Llamaron a San Benito, por supuesto!
Él dijo una oración por los que moverían la piedra y ¡“voilà”! Los monjes fueron capaces de mover con facilidad la piedra.
Él envió al hombre a los santuarios de muchos santos mártires, pero sin efecto alguno.
Finalmente, el obispo llamó a Benito, quien invocó a Nuestro Señor Jesucristo en oración e inmediatamente liberó al hombre del demonio.
Benito le dejó al hombre dos reglas a seguir para evitar otro ataque demoníaco:
1 abstenerse de comer carne el resto de su vida y
2 no tratar de entrar en el sacerdocio.
Por alguna razón, uno de los monjes puso el ídolo en la cocina; no con la intención de adorarlo, sino sólo como un lugar para ponerlo.
De repente, un incendio masivo se desató en la cocina. Preocupados de que el fuego pudiera engullir toda la construcción, los monjes llamaron a Benito, quien dijo que no veía ningún fuego.
Cuando los monjes insistieron que la cocina estaba en llamas, Benito se dio cuenta de que las llamas eran un truco del diablo para asustarlos – un truco que era totalmente ineficaz en él.
Él oró para que los monjes fueran liberados del engaño y rápidamente lo fueron.
Pero el viaje duró un poco más de lo que esperaban y alguien les invitó a su casa para una buena comida y ellos aceptaron ¿quién se enteraría?
Benito se enteraría.
Cuando regresaron, él inmediatamente les preguntó dónde habían estado comiendo.
Cuando le respondieron que no habían comido en ningún lugar, Benito les dijo donde habían comido, lo que habían comido y cuántas bebida habían tomado.
Descubiertos, así como temerosos por el hecho de que Benito podía conocer todos los detalles de lo que habían hecho, “cayeron temblando a sus pies” y confesaron su pecado.
4 – Resucitó a un niño
Durante un proyecto de construcción en la abadía, el mismo satanás vino a San Benito y le dijo que planeaba atacar a los monjes que trabajan en el proyecto.Benito inmediatamente, envió un mensaje de advertencia a los trabajadores. Tan pronto como llegó el mensaje, una pared parcialmente terminada se colapsó sobre un niño pequeño que estaba ayudando con el trabajo, causándole la muerte.
Golpeados por la pena, los monjes trajeron el cuerpo muerto y mutilado a Benito, quien puso el cadáver del pequeño en una mesa, sacó a todos de la habitación y comenzó a orar. Milagrosamente, el niño volvió a la vida y su cuerpo fue sanado de todas las lesiones.
5 – Movió una enorme piedra con su oración
Algunos monjes estaban ocupados construyendo nuevas celdas en la abadía y se encontraron con una enorme piedra que bloqueaba el camino de la construcción. Incluso trabajando todos juntos, no fueron capaces de mover la piedra.¿Entonces, qué hicieron? ¡Llamaron a San Benito, por supuesto!
Él dijo una oración por los que moverían la piedra y ¡“voilà”! Los monjes fueron capaces de mover con facilidad la piedra.
6 – Exorcizó a un demonio obstinado
Un hombre de un pueblo cercano estaba poseído por un demonio y su obispo local no pudo exorcizarlo.Él envió al hombre a los santuarios de muchos santos mártires, pero sin efecto alguno.
Finalmente, el obispo llamó a Benito, quien invocó a Nuestro Señor Jesucristo en oración e inmediatamente liberó al hombre del demonio.
Benito le dejó al hombre dos reglas a seguir para evitar otro ataque demoníaco:
1 abstenerse de comer carne el resto de su vida y
2 no tratar de entrar en el sacerdocio.
7 – NO SE INMUTÓ POR EL ENGAÑO DEL DIABLO
Durante una construcción, Benito pidió que los monjes cavaran un agujero profundo en un determinado lugar. Los monjes encontraron un viejo ídolo de bronce.Por alguna razón, uno de los monjes puso el ídolo en la cocina; no con la intención de adorarlo, sino sólo como un lugar para ponerlo.
De repente, un incendio masivo se desató en la cocina. Preocupados de que el fuego pudiera engullir toda la construcción, los monjes llamaron a Benito, quien dijo que no veía ningún fuego.
Cuando los monjes insistieron que la cocina estaba en llamas, Benito se dio cuenta de que las llamas eran un truco del diablo para asustarlos – un truco que era totalmente ineficaz en él.
Él oró para que los monjes fueran liberados del engaño y rápidamente lo fueron.