DARJEELING, 02 Sep. 16 / 04:05 pm (ACI).- Kinley Tshering se había convertido al catolicismo, a pesar de que en su país Bután no estaba permitido. Pero él sentía el llamado a dar un paso más.
Agobiado por la incertidumbre pidió al Señor una señal y ésta llegó cuando Madre Teresa se sentó junto a él en un vuelo hacia Calcuta. Ahí cambió su vida.
Kinley Tshering, único católico converso en el Reino budista de Bután, trabajaba en el año 1986 como representante de una casa india de galletas y bebidas. Según Religión en Libertad, se había convertido al catolicismo en la India, estudiando en una escuela católica en Darjeeling, a los 15 años, en 1974, y luego había profundizado en su fe estudiando con los jesuitas en Bangalore y en Mumbai.
Había recibido los sacramentos en secreto: hasta 1995 no hubo plena libertad religiosa en Bután. “Desde 1974 sentía una inquietud dentro de mí".
"Yo siempre había querido consagrar mi vida a Cristo como sacerdote. Pero mis estudios profesionales, las presiones de la familia y mi estilo de vida no estaban ayudando a que tomara una decisión final”.
En esos momentos, de agobio ante la incertidumbre de la vocación, Kinley rezaba a Dios para que le diera una señal. “Recuerdo decir a Dios: ‘Tienes que darme una señal como esa [dada] a Teresa del Niño Jesús, al ver la nieve en el verano, pero lo suficiente para que yo no lo dude’. Así oré en ese viaje en misa, el domingo, cerca del hotel”.
Fue cuando coincidió con Madre Teresa en un vuelo hacia Calcuta.
“Mi corazón latía con fuerza y yo respiraba con dificultad (…) Ella se llenó de curiosidad cuando le dije que venía de Bután y era católico. Le expliqué que yo era un converso, y en poco tiempo con ella supo la angustia de mi corazón: mi deseo de ser sacerdote, pero todas las tentaciones que tenía. Me tomó la mano y me dijo: ‘Yo no he dicho esto a mucha gente, pero te lo digo a ti: tú tienes una vocación, se generoso con Dios, y él será generoso contigo’”.
“Mis ojos se llenaron de lágrimas y lloré todo el camino hasta Calcuta, lleno de alegría. Le había pedido a Dios un milagro para afirmar mi vocación y el Señor me había enviado un ángel, como [ocurrió] a la Virgen María. No tenía nada más que decir ‘aquí estoy, soy el siervo del Señor, hágase en mí según tu palabra’.
Pocos meses después Kinley Tshering entró en el noviciado jesuita de Mount Carmel, en Kurseong.
Después de su ordenación sacerdotal, el Padre Kinley viajó a Calcuta para agradecer su ayuda a la Madre Teresa, quien al verle lo primero que le dijo fue: “Durante los últimos diez años he rezado por ti”. Kinley fue el primer sacerdote católico de Bután y actualmente es el superior de los jesuitas de Darjeeling.